Desde tiempos remotos
los seres humanos tuvieron necesidades que debían ser satisfechas y atendidas.
Necesidades de alimento, cuidado, afecto, salud, vestimenta, hogar. Además de
eso, la necesidad de identificar, reconocer y conocer su entorno. En esa
interacción, en ese aprendizaje y gracias al proceso de la comunicación, el ser
humano se comunicó a través de una lengua. En un inicio se comunicó de manera
oral y/o gestual, posteriormente surgió la escritura, lo que permitió registrar
información, transmitir conocimientos, conservar saberes, comunicar ideas,
pensamientos…
¿Cómo se hace un
lector? Más de uno se plantea esa interrogante, ¿un lector nace o se hace? Aunque
algunos difieran, probablemente se den las dos situaciones. No obstante, la
lectura tiene muchas acepciones: hábito, técnica, práctica, necesidad, cultura, placer…
También tiene algunas
connotaciones negativas como: deber tedioso, aburrido, solitario.
Sin embargo, cómo el individuo
perciba su relación con la lectura va a depender de algunos factores…
Durante el crecimiento
y desarrollo del ser humano, éste encontrará lugares o espacios donde se dé la
lectura; como el hogar, la escuela, las bibliotecas. Sin obviar los lugares
públicos atestados de letreros, publicidad, avisos, portadas de periódicos;
además de las propagandas publicitarias televisivas. Un pequeño de 2 años puede
“leer” Coca Cola, Sublime, Papa Lays, etcétera.
Por supuesto, fomentar
una relación con la lectura va más allá. Sería afortunado que inicie desde la
primera infancia. Leer un cuento a una niña o niño tiene un valor increíble. Se
fortalece el vínculo padre/madre – hijo/hija, se desarrolla el vínculo del
niño(a) con el libro, se incrementa el vocabulario del pequeño, se desarrolla
la imaginación, el pensamiento simbólico, la actitud crítica y el gusto por la
lectura.
En un inicio, el
pequeño lector o lectora requiere acompañamiento y la presencia de un adulto,
que además de darle este acompañamiento, le brinde los libros.
Los libros no pueden
faltar en un hogar. Primer lugar donde inicia la relación con el libro. Los
libros pueden ser gráficos, narrativos, poéticos, instructivos, informativos,
argumentativos, etcétera. Y el lector debe tener la opción de elegir.
Posteriormente al
cursar sus estudios de educación formal, debería participar en la implementación
de la biblioteca de aula, hacer uso de la biblioteca de la institución
educativa, de la biblioteca pública…
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Fotografía: Cortesía de tvperu.gob.pe |
Un lector tiene que
vivir la experiencia lectora. Solo así sentirá placer y necesidad de leer.
Las políticas de Estado
tendrían que enfocarse en generar más espacios para la lectura. Las bibliotecas
públicas tienen la misión de facilitar el acceso a todas las personas, de
diferente género y edad. Para ello tendrían que ofrecer un lugar acogedor, con
un personal idóneo, y un servicio adecuado.
El acceso a la información
promueve la igualdad. Entonces la biblioteca se vuelve relevante, los libros son
elementos importantes en ese espacio cultural y las personas se nutren de las
experiencias agradables que se den en las bibliotecas: talleres de
lectura/escritura, clubes de lectura, de cómics, festivales y/o campeonatos de
adivinanzas, trabalenguas, poesías; encuentros con autores, veladas poéticas…
Un libro es la entrada
a un mundo de conocimiento, entretenimiento, información, aventura,
aprendizaje, imaginación, análisis, deleite, acompañamiento, soporte.
Finalmente, ¿cómo se
hace un lector? Un lector se hace leyendo; y para ello necesita tener material
de lectura; principalmente, libros.
*Por
Ángela Mostacero.
**Imagen
de Portada: Cortesía de rpp.pe
***Imágenes: Difusión.
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