La lógica dice que, si tenemos salud mental, entonces podremos afrontar y lidiar exitosamente con las dificultades que se nos presenten en el transcurso de nuestra vida. Por lo tanto, poniéndonos en el contexto actual, si tenemos salud mental, podremos hacer frente a esta amenazante pandemia.
Pero, ¿se tienen las capacidades, habilidades y herramientas para hacerlo? Cómo respondemos ante los estímulos, dependerá de nuestro desarrollo personal, de la madurez emocional que se tenga, de cómo nos encontremos en el momento dado y de la magnitud del acontecimiento en cuestión.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) , manifiesta que “el miedo, la preocupación y el estrés son respuestas normales en momentos en los que nos enfrentamos a la incertidumbre, o a lo desconocido o a situaciones de cambios o crisis. Así que es normal y comprensible que la gente experimente estos sentimientos en el contexto de la pandemia COVID-19”
Para el psicoanalista peruano Jorge Bruce, “El miedo, la angustia atacan nuestra capacidad de pensar. Lo cual nos hace actuar de manera errada” y “Los trastornos de ansiedad generalizada, la depresión, el insomnio, el estrés postraumático, constituyen una epidemia silenciosa que socava la calidad de vida de las personas”
Salud Mental, según la RAE: Salud es el estado de ausencia de enfermedad y Mente es inteligencia, entendimiento.
Según la Psiquiatría, Salud Mental es un estado mental de equilibrio que permite interactuar adecuadamente con el entorno y con los demás permitiendo hacer frente a situaciones de estrés que se presenten.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la salud mental como un estado de completo bienestar físico, mental y social.
La Asociación Americana de Psicología (APA), la define como la forma en la que nuestros pensamientos, sentimientos y conductas afectan nuestras vidas.
Entonces, si unimos estas definiciones, tenemos que: Nuestros pensamientos, sentimientos y conductas, determinarán nuestro equilibrio mental, por consiguiente nuestro bienestar personal y por ende una exitosa interacción con el entorno en el que vivimos.
Como se acotó al inicio de este texto, la situación actual en la que está inmerso el planeta entero, la pandemia del Covid-19, ha afectado trascendentemente nuestra vida, rutina, costumbres, actividades, trabajos, economía y sobre todo la salud física y mental.
¿Qué debemos hacer? Seguir las indicaciones de los expertos de la salud física (epidemiólogos, infectólogos, etc.) Aunque constantemente se contradicen, se hace ciencia de “ensayo y error”. Eso crea aún más inseguridad en las personas . Es razonablemente comprensible.
Así que, ¿qué se puede hacer ? Simple y sencillo: Actuar con serenidad, pensar con madurez, o simple sentido común. Hacer uso de la inteligencia. Considerando que inteligencia en su definición básica, es la capacidad para resolver problemas. Talvez no se cuenta con preparación académica alguna y/o no se puede contar con un experto que ayude a encontrar las herramientas con las que podamos hacer frente a esta situación problemática o a otras que se den después. Empero estimados lectores, compañeros de era y hermanos de especie, tenemos sentido común o deberíamos tenerlo.
Echar mano del equipo básico que todos poseemos. Abrir la mochila de emergencia, desempolvar y desempaquetar el sentido común, la unidad mínima de inteligencia. Enfrentar el miedo que paraliza y entorpece nuestras acciones. ¿Cómo se hace? Se realiza un diálogo interno.
Revisemos nuestras concepciones, nuestras prioridades, diferenciemos lo trascendente de lo intrascendente, lo básico de lo secundario y lo esencial de lo trivial en nuestra existencia. Esta pandemia nos coloca frente a un espejo que refleja nuestra fragilidad, mortalidad y pequeñez en el universo.
Osho, un maestro místico de la India, expresa: “Si eres inteligente, resolverás tus problemas por ti mismo. La inteligencia es suficiente para resolver todos los problemas. De hecho, no importa qué problemas surjan en la vida: tú tienes más inteligencia que esos problemas”
Hagámonos responsables de nosotros. Nuestras decisiones nos conducirán a acciones y éstas a consecuencias favorables o desfavorables que determinarán el éxito o fracaso al gestionar nuestra vida. Frente a esta pandemia de Covid-19, portémonos a la altura de las circunstancias. Respiremos profundo, apoyémonos sobre la planta de nuestros pies y conduzcámonos con sobriedad pero sobre todo con sabiduría.
Tomemos las medidas de precaución: Utilizar mascarilla, mantener la distancia prudente, lavarse las manos. Pero siempre sometan a juicio las indicaciones o sugerencias (de dónde vengan)… En un inicio la OMS manifestó que no era necesario usar mascarilla, posteriormente dijo lo contrario ¿Qué nos decía el sentido común? ¿era o no era necesario?
Razonemos ¿Será correcto para la salud automedicarse, ingerir una sustancia en dosis iguales a otro individuo con peso, edad y características diferentes? ¿Será inteligente o adecuado echar lejía a todos los objetos o muebles con los que se tiene contacto? Dañándolos al hacerlo. O ¿se deberían lavar las manos después de tocar algo que puede estar infectado?¿Tiene lógica tomar dióxido de cloro o brebajes mágicos? ¿Será prudente creer cualquier “información” que aparece en redes o algunos medios de comunicación? Reenviando los tweet y whatsApp, sin filtrarlos por nuestro discernimiento, e induciendo al error o provocando el pánico en otras personas.
¿Será dable transmitir los miedos talvez fundados pero descontrolados, a personas que están a cargo de uno? ¿No sería mejor ser un soporte emocional para estas personas? ¿No sería óptimo mantener la serenidad para observar con claridad una situación y tomar buenas decisiones? ¿Por qué no priorizar las cosas realmente importantes en la vida?
Dyer, en su best seller “Tus zonas erróneas” menciona, que el ser humano puede perderlo todo, quedar desnudo con una mano adelante y otra atrás, pero tiene la capacidad de rehacer, de volver a tener todo nuevamente.
En esta pandemia, se pierden vidas humanas. Es dolorosa la pérdida de un ser querido. Nunca estaremos de acuerdo con la forma de partir de los nuestros. No tomamos consciencia, que somos seres físicamente mortales y tenemos un natural ciclo de vida.
Sí. Vamos a morir. Pero mientras eso aún no suceda, sería inteligente y dable, disfrutar de lo que aún se tiene (la vida, los seres queridos, la salud o la poca salud, o los pocos seres queridos que quedan…). Valorar lo que se tiene, sin tomarle medidas.
Mientras se tenga vida, valorémosla. Cada quien tiene el deber de encontrar lo que le haga feliz, le relaje o brinde serenidad, lo que le de sentido a su vida. Como expresa en una canción la gran Mercedes Sosa : “Que la reseca muerte no me encuentre, vacía y sola, sin haber hecho lo suficiente”
No existe una receta mágica para la salud mental. Tú eres tu aliado o tu enemigo. Controla (o supera) a tu adversario interior. Esta amenazante pandemia causa temor, pero que no te paralice. Reflexiona y disfruta de lo que tienes dentro y fuera de ti. Fuerza, Serenidad y Sabiduría.
*Fotos: Difusión
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