“Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres” PITÁGORAS.
La
receta del filósofo y matemático griego (480 A.C.) supera en sencillez a su
famoso Teorema. Sin embargo, su aplicación es de alta complejidad. Son escasos
los países en los que se guarda alguna condescendencia con el mensaje
pitagórico.
Es
que el problema está en quién o quiénes se van a encargar de educar al niño.
Más si está probado que el proceso formativo educacional comienza o va de la
mano, con la llegada del nuevo ser.
El
hogar es la primera escuela del recién nacido y son, la madre y el padre, sus
primeros maestros. Los centros educativos constituyen la proyección del hogar,
en la tarea formativa. Ese es, el espacio y tiempo estratégico para la
educación de nuestros futuros ciudadanos.
Como
en la siembra y en el cultivar, los maestros (padres y profesores) con calidad
humana y calidez enseñan buenas costumbres, principios y valores a los seres
humanos en su primera edad. El vasto e insondable almacén de la memoria puede
acopiar conocimientos y cultura. Podremos aspirar así, en la ruta de Pitágoras,
a una sociedad modelo.
Centrando
el tema EDUCACIÓN en nuestro país y para enfocar su realidad problemática deberemos
ser claros y honestos al realizar un enjuiciamiento.
Por casi medio siglo el Perú está entre los últimos en Educación, a nivel mundial, según la UNESCO. El pésimo rendimiento en las evaluaciones por entes internacionales es reflejo de métodos y carencias en este sector estratégico. Profesores mal pagados y sin un escalafón científico. Escasa atención de los gobiernos para dotar de infraestructura, máquinas y equipos. Los mandatarios nunca otorgaron el presupuesto mínimo que demanda la emergencia por nuestra precariedad educativa. Tampoco nadie pudo concretar la tantas veces prometida Reforma de la Educación.
Sin
embargo, la Educación, ha sido y es uno de los más exitosos negocios del sector
privado. Y si bien, en algunos casos, ha mejorado la oferta y calidad formativa,
más ha servido para el enriquecimiento de personas y élites.
Una
de las tantas verdades históricas que no son divulgadas, como debiera ser, es
la negativa de los gobiernos, en estos casi doscientos años de vida
republicana, de apoyar la Educación en el Perú.
Los diferentes regímenes, de facto o democráticos, jamás apostaron por
una real Reforma Educativa. En 1971 el Gobierno Revolucionario de las Fuerzas
Armadas, lideradas por Juan Velasco, iniciaron un proceso de reforma que determinó
la formación de 135 Núcleos Educativos en todo el país. Nuevos currículos y
textos para la Educación Básica Inicial y el Primer Grado de Educación Básica
Regular. Se reentrenó a profesores. Después, en 1975, llegaría el autogolpe de Francisco
Morales Bermúdez y la reforma quedó desactivada.
Cada
pueblo es producto de su propia formación, de tal manera que, como todo social,
es reflejo de su nivel educativo. La calidad humana, temple e idiosincrasia,
dependen del proceso formativo.
Es
decir que somos, tal como nos han hecho. Tal como decidimos ser. Por tanto, responsables
de lo bueno, lo malo y lo feo de nuestras realizaciones. En ese balance es justo
señalar que ni gobernantes, ni gobernados, dimos la lucha por la educación.
Consecuencia
de ello hemos sido y somos incapaces, hasta la fecha, de manejar; producir; y
potenciar las grandes riquezas que tenemos como territorio.
Individual
y colectivamente no damos la talla de una sociedad de primer nivel.
La
falta de valores, principios, e identificación de las personas con su propia
familia y su nación son algunas carencias que reclaman una obligada
transformación.
La
EDUCACCIÓN, es el camino real. El verdadero, para alcanzar mejores metas. Un
pueblo con educación en valores, nunca, jamás, será víctima fácil del mal. Hay
países como Finlandia, Japón, Alemania, Corea, entre otros, que están forjando generaciones
que representan una garantía de desarrollo. Estas naciones exhiben altos niveles
de convivencia y bienestar.
En
muchos de esos países la EDUCACIÓN es gratuita. Son las grandes empresas con el
pago de sus impuestos los que aseguran y preservan un sistema educativo para
todos. Eso es tener, querer y hacer Patria.
La
EDUCACIÓN, como la SALUD, no debe ser un vil negocio en el Perú.
Un
país que no es capaz de organizarse para tener el gobierno que asegure
educación, obligadamente gratuita, a su pueblo, no merece llamarse Patria.
Es
conocida la versión de que Chile, país vecino, designa todo el impuesto al
cobre, para la compra de armas. Seguro, por eso, siempre vive en afán de
conquista.
Para
el PERÚ deseamos que todos los impuestos de la explotación de nuestras
múltiples riquezas, como aquellos que gobiernos corruptos dejaron de cobrar,
sirvan para la Educación, en todos los niveles de los niños y jóvenes de
nuestra patria.
“La
EDUCACIÓN no cambia el mundo, cambia a las personas que van a cambiar el mundo”
PAULO FREIRE.
epesquerre@gmail.com
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