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Trujillo ha sido, es, y será una ciudad predestinada para el bien. Sus escogidas tierras, cual sagrado pesebre, albergan la vida de millones de seres. La mayoría de sus habitantes son conscientes del privilegio de la eterna primavera que no la alteran cambios o efectos climáticos de otras latitudes. Parecen estar bajo la permanente protección, de los seres divinos de la creación.

 

Como  eje geopolítico, Trujillo mantiene por siglos su liderazgo en el norte del Perú. Desde los orígenes del reino Mochica-Chimú, pasando por la gran Intendencia del Virreinato, hasta la República, sigue siendo obligado enclave cultural del progreso y desarrollo de la nación.

 

Precisamente en este año 2024, los trujillanos han celebrado el bicentenario de creación de la Corte de Justicia y la Universidad Nacional. Las primeras de la era republicana.

 

Las cadenas y murallas de la ciudad Trujillo fueron rotas con el grito libertario. Como capital natural y polo de desarrollo logró concentrar a emigrantes de todo el país. El índice demográfico tuvo un sostenido crecimiento por la presencia de ciudadanos de Asia, África y Europa; entre ellos, alemanes e italianos que llegaron para adquirir las feraces tierras de los conquistadores españoles.

 

Una tarde de marzo de 1895 Teófilo Vergel Carranza, natural de Salpo y empleado de la empresa alemana “E. Gottfield y Hnos”, caminaba por la calle Progreso. En esos tiempos la calle era muy diferente a la peatonal Pizarro, que es hoy. Los rieles, con su trazo paralelo marcaban la vía y el paso del tren, en sismo diario y cotidiano; disputando el territorio a los peatones.


Calle Progreso
Fotografía: Cortesía de Christian Oliva Capuñay

 

Pero a don Teófilo, en aquel día, no le preocupaba, para nada, el ferrocarril. Llevaba sobre sus hombros la pesada carga de un sueño por realizar. Recién había adquirido las máquinas del periódico El Independiente, cuyos dueños se vieron obligados, por motivaciones políticas, a “cerrar y venderlas a bajo precio”. Y en ese día y en esa tarde, se encontraron dos soñadores: En la misma calle y en la misma vera, Teófilo se encontró con Raúl Edmundo Haya Cárdenas.

 

Raúl Haya, nacido en Cajabamba y periodista por afición, solía publicar sus artículos en diferentes medios con el seudónimo de Eduardo Lamunay. Como suele ocurrir y sigue ocurriendo, los dos amigos ingresaron al Bar Americano o Bar Porturas, hasta hoy ubicado en la preferencial esquina de Orbegoso y Pizarro. Igual también, fiel al estilo, ambos entremezclaron anhelos.

 

Bar Americano
Fotografía: Cortesía de Christian Oliva Capuñay

Vergel era empresario con imprenta adquirida y el sueño de crear un periódico; Haya era el periodista, sin imprenta y con el deseo del periódico propio. Esa tarde ambos decidieron crear LA INDUSTRIA de Trujillo.

 

El día jueves 8 de noviembre de 1895, se acunó, en manos de lectores trujillanos, la primera edición de La Industria. Apareció en una sola hoja y haciendo un deslinde: “No entraremos en política por ser un campo difícil que degenera en luchas personales, improductivas y dañosas. La Industria tratará de dar aliento al progreso y estará al servicio de todo aquello que signifique el adelanto de nuestros pueblos e industrias…”.

 

En este lustro de fines de siglo se unieron, a Vergel y Haya, el empresario trujillano, Agustín Ganoza Chopitea y el catedrático huancabambino, Miguel Cerro Guerrero. Los cuatro serían los forjadores históricos del periódico más longevo de provincias. La Industria, este próximo viernes 8 de noviembre, cumplirá 129 AÑOS de existencia.

 

Agustín G. Ganosa Chopitea
Foto: Cortesía de la APAI

Sigue siendo el sub decano de la prensa nacional, después de El Comercio, fundado en 1859. Los otros dos grandes diarios que luchan, apoyados para su supervivencia: El Pueblo de Arequipa (1905) y El Sol del Cusco (1910).

 

La grandeza de La Industria, aún se escribe con tinta, sudor y talento, por los que han seguido y siguen el camino de luz, de José Eulogio Garrido; César Vallejo; Ciro Alegría; Mario Vargas Llosa; Nicanor La Fuente; Alcides Spelucín; Antenor Orrego y Víctor Raúl Haya de la Torre, hijo del fundador Raúl Haya.

 

La Industria es el primer diario del Perú, impreso en el sistema Offset Integral y el segundo de Latinoamérica, después de VP Color de Uruguay.

 

Fotografía: Cortesía de Christian Oliva Capuñay

Sin embargo, ahora, en estos días de orfandad cívica y de un absoluto irrespeto por la vida e historia, la editora de los diarios La Industria y Satélite, por una acumulación de deudas, está al borde de ser liquidada, o reestructurada. Es el INDECOPI, la institución que maneja el proceso de saneamiento. Integran la Junta de Acreedores, Banco de Crédito del Perú (40 %) y los Trabajadores y extrabajadores (33%), como los mayores acreedores y siguen, Sunat; y las Afps Integra y Prima.

 

Ya los trabajadores sentaron posición al acordar, por amplia mayoría, en reunión celebrada en el local de la cuadra 4 de Gamarra, su voto por la REESTRUCTURACIÓN. Opuesto a la posición del BCP que en la primera cita votó por la liquidación de la empresa.

 

Es evidente que son las familias de los trabajadores a quienes les tocará la peor parte. Los banqueros recibirán el pago de las aseguradoras, con las que generalmente están asociadas. Para ellos el problema es menor. Los trabajadores, en cambio,  deberán esperar el remate de los bienes menospreciados, que ya está visto; no cubren lo que la empresa les debe.

 

La reestructuración, por su parte, les ofrece las caricias de una esperanza. En “sociedad”, integrarán la junta administradora y serán ellos quienes, prioritariamente, accederán al pago de su deuda. Tienen en su haber, también, el ser trabajadores de la noticia. Son especialistas y más conscientes de que, no solo se trata de dinero, sino de preservar y defender un patrimonio histórico y cultural de nuestra bendita tierra.

 

La Industria tiene condensado en valiosos tomos la historia de Trujillo, el Perú y el mundo desde el 8 de noviembre de 1895. Allí, siguen latiendo versos de Vallejo, en páginas celosamente guardadas por el tiempo:


 

“Por los cuadros en el muro colgados,

mis pupilas arrastran un gris de anochecer;

y en un temblor de fiebre, con los brazos cruzados,

mi carne llora una acre nostalgia del no ser…”.

 


Indecopi ha señalado, este lunes 28 de octubre 2024, como la tercera y definitiva fecha para la votación de los acreedores. El 70 %, es necesario para que califique cualquiera de las dos opciones. Es decir si los trabajadores con su 33 %, ya acordaron votar por la reestructuración, solo queda al INDECOPI decidir, si la historia seguirá escribiéndose en las páginas de La Industria y Satélite.

 


*Por Enrique Paz Esquerre.


** Imagen de Portada: Edilberto Huamaní Huamaní - Facebook

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