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Se ha ido un hombre que pensaba en plural,

se ha ido un soñador. 

Hay por la ribera de la nostalgia, un silencio

que choca entre el arroyo y las peñas.

Hay entre los rizos del aire un dolor

que viene desde el umbral de las horas matinales.

Todo Uruguay llora y con él la Patria grande:

Se ha ido el hombre que solía decir “Queridos compatriotas”

se ha ido el PEPE, el amigo, el agricultor, el filósofo…

el gran amigo de Séneca y de la libertad.



Toda la América castellana le sufre.

Se va un grande.

Hay adioses, hay guirnaldas y hay campanadas de tristeza.

Del soñador que un día se levantó como guerrillero

al pensador que se hizo demócrata para seguir luchando.

La vida nos regaló al maestro, al revolucionario, al guía…

un poco tarde quizá o, tal vez, en el tiempo oportuno.

Su pensamiento bullía en las redes, y su personalidad

encantaba. 

Jóvenes y viejos le seguían;

primaveras y otoños le cantaban…



Cultivador de flores, amigo de los girasoles, pintor

de emociones;

escritor de ondas soledades y descubridor perenne

de “Las venas abiertas de América Latina”.

Te saludaba Galeano, te contemplaba Benedetti y,

al atardecer, entre la agonía moribunda del crepúsculo, 

te animaba

la dulce voz de “La rosa de los vientos” …



Tu amor por Lucía te ampliaba el corazón,

y más de un pájaro anidaba en tu alma.

De noche, la luna se mecía en hamacas 

de pueblos idos ya,

y tu espíritu se avivaba 

entre las voces de los charrúas, guaraníes, gauchos, 

Tiahuanacos, incas, tayronas, mayas, aztecas, olmecas, 

apaches, siux, navajos, cheroquees, etc. 

Sin embargo, te despertaba León Gieco; 

Mercedes Sosa; Silvio Rodríguez; Pablo Milanés…  entre otros.



En tu mirada cabía el presente y también la esperanza.

Se te desbordaba el amor y hablabas como un gurú.

Como el río, como la lluvia, como un cielo azul 

tu voz sembraba sueños y más de uno atrapaba un ideal.

El pueblo, de gorra o de zapato; de yanques o sandalias,

te rodeaba, te tuteaba, y hasta con cariño, te decía: PEPE!

Ese fue tu éxito Pepe, ese fue tu triunfo:

El poder juntar a un pueblo, el poder redimir a un corazón…



Te animaba la lucha y te reconfortaba Manuela.

Con ella detenías el reloj y redescubrías la libertad.

Con ella te quedabas largo rato escuchando

el murmullo apacible del universo.

Con ella entendías todos los lenguajes de la vida

mientras el crepúsculo se iba con tus ojos,

y la luna, a hurtadillas, prendía una fogata 

para que tu amada Lucía, se siente a tu lado

y después, te convide un mate de alegría.



Te vas Pepe, pero también te quedas…

en los corazones de la juventud latinoamericana,

en la sobriedad de tu ejemplo

y en los cristales rotos de la vanidad:

aquellos furibundos golpes de luz

con que nos enseñaste que

para ser feliz

“Hay que andar liviano de equipaje

(para que las cosas no nos roben la libertad)”- como decías.

Se extrañarán tus pasos mañana seguramente,

pero de las semillas que dejas hoy

volarán siempre palomas blancas y 

más de un jinete cabalgará resuelto con tus ideales.

Y en tu chacra, en tu amada chacra, 

Se te verá siempre, 

entre las flores, los tomates, Lucía y Manuela

Y quizá, al volver la mirada, al escuchar la ovación

de tu pueblo, emocionadamente le dirás:

_ No me voy; estoy llegando…


_ No me voy; estoy llegando…- vibrante repetirá el eco también.




*Por Luis Sánchez Agurto.

Amazonas-Perú,18 de Mayo del 2025


**Imagen de Portada: Difusión.

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