Si bien las relaciones familiares que emanan amor y confianza, que proveen modelos a seguir, y que ofrecen estímulos y seguridad, contribuyen a afirmar la resiliencia de la persona (premisa de la Asociación Americana de Psicología: APA); esto tendrían que tomarlo en cuenta los padres, tutores o quienes asuman el cargo de liderar una familia, es decir los que tengan la trascendental misión de guiar y ayudar en su crecimiento y desarrollo a los nuevos integrantes de la sociedad.
Sin
embargo, si el lector es ya un adulto, debe saber que en lo referente a su
pasado ya no puede revertirlo. No obstante, está en él o ella adherir a su
personalidad esta capacidad, es decir aprender a ser y hacer uso de su capacidad
de resiliencia.
Existir
es intrínseco en el ser humano, mas vivir, en su verdadero significado, es
verdaderamente un arte que debemos aprender. Lo externo a nosotros podemos
algunas veces controlarlo, pero en un buen porcentaje carecemos de ese poder.
Será una ola que nos arrastrará y nos arrojará quien sabe dónde. Mas lo
interno, nuestra actitud frente a los eventos que nos toca vivir, sí podemos
controlarlo. Algunos seres tendrán más facilidad que otros, pero como en el
arte; es esfuerzo, disciplina, educación, perseverancia, confianza, fe.
Resiliencia, según su
etimología, esta palabra proviene del latín
resiliens que significa “saltar hacia atrás, rebotar”, “replegarse”.
Es
la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un
estado o situación adversa; también se la define como la capacidad de un
material, mecanismo o sistema para recuperar su estado inicial cuando ha cesado
la perturbación a la que había estado sometido. Fuente: RAE
La
palabra resiliencia, en cuanto a la física y la química, designa la capacidad
de cualquier material para recuperar su forma inicial a después de que se
ejerce una fuerza que lo deforma. El término se adaptó al uso en psicología y
otras ciencias sociales para referirse a las personas que a pesar de sufrir
situaciones estresantes no son afectadas psicológicamente por ellas. Fuente: Wikipedia.
Para
la
Asociación Americana de Psicología (APA):
“La resiliencia
es el proceso de adaptarse bien a la adversidad, a un trauma, tragedia, amenaza,
o fuentes de tensión significativas, como problemas familiares o de relaciones
personales, problemas serios de salud o situaciones estresantes del trabajo o
financieras. Significa “rebotar” de una experiencia difícil, como si uno fuera
una bola o un resorte.
La
investigación ha demostrado que la
resiliencia es ordinaria, no extraordinaria. La gente comúnmente demuestra resiliencia. Un ejemplo es la
respuesta de las personas en los Estados Unidos a los ataques terroristas del
11 de septiembre de 2001 y sus esfuerzos individuales para reconstruir sus
vidas.
Ser resiliente no quiere decir que
la persona no experimenta dificultades o angustias.
El dolor emocional y la tristeza son comunes en las personas que han sufrido
grandes adversidades o traumas en sus vidas. De hecho, el camino hacia la
resiliencia probablemente está lleno de obstáculos que afectan nuestro estado
emocional.
La
resiliencia no es una característica que la gente tiene o no tiene. Incluye conductas, pensamientos y acciones
que pueden ser aprendidas y desarrolladas por cualquier persona”.
Analizando…
Por lo tanto, si se desea vivir bien, hay que aprender a hacerlo.
¿Cuándo?
Ahora. En este momento. Y se inicia con la predisposición para aprender a vivir
bien.
Vivir
bien, al margen de bienes materiales (eso es una ilusión), tan cotizados por
este sistema económico del que somos parte.
Tu tranquilidad emocional, tu bienestar psicológico,
tu paz interior y tu capacidad de afrontar y sobreponerte a los problemas son
invaluables. La vida se abre paso, pero la vida bien vivida. Tú. Esencia. Trascendencia. Si tú así
lo decides. Si tú no eres un obstáculo para ti. Aclarando: No es tu culpa, es
tu responsabilidad.
El
sistema educativo no ayuda, al contrario es parte del problema. Sigue
reproduciendo lo mismo, personas que se sienten culpables, pecadoras;
individuos que no son conscientes de sus capacidades innatas, ni de la
sencillez de la existencia. Personas que creen que mientras más cosas
materiales tengan entonces serán felices, exitosas. Una sociedad que cree que
mientras más posea, más valor como persona tendrá. Iniciando por ahí, sufrirán
por cosas absurdas que si las consiguieran no lograrían la felicidad que aspiran.
Luego
tenemos situaciones realmente adversas; esos “golpes en la vida” a los que se
refiere el poeta César Vallejo. Esos golpes, que penetran en lo profundo de
nuestro ser, que van al alma. Vale aclarar que lo adverso no tiene medida, es
decir la dimensión del dolor emocional no es igual para todos; un niño que se
siente rechazado, lo vive así aunque tal vez eso no suceda realmente, él se
siente así; es real. Como lo perciben los demás poco importa porque para estar
bien, importa nuestra percepción, nuestro sentir.
Es
en las situaciones adversas, cuando recibimos esos golpes; donde debemos hacer
uso de nuestra capacidad de resiliencia.
¿Cómo
lograr la capacidad de resiliencia?
Insistiré.
No hay tips, no hay magia. Eres tú, sólo tú y tu decisión.
A
partir de los doce años de edad, el ser humano entra a la etapa de operaciones
formales del desarrollo de su pensamiento cognitivo (Estadios del Desarrollo
del Pensamiento Cognitivo de Jean Piaget); es decir adquiere la capacidad de
pensar en forma abstracta y reflexiva. Es desde ese momento que el individuo
sería capaz de trabajar para sí mismo. Pero pocos tienen la oportunidad de
hacerlo porque ya están inmersos en un sistema que absorbe cualquier iniciativa
de desarrollo espiritual, el cual iniciará teniendo salud mental.
Para
quien tenga “oídos” para escuchar y “ojos” para ver, va este artículo. Tú
tienes el poder de decidir cómo te quieres sentir frente a lo externo que te
sucede y de lo cual no tienes control. Tu esencia nadie la puede tocar ni
alterar. Tú eres genial si tú decides creerlo. Tú puedes realizar grandes cosas
si tú así lo deseas y decides. Todo eso está en ti. Puedes ser feliz si así lo
quieres. Tú vales por quien eres y lo que eres capaz de hacer. Y puedes hacer
infinidad de cosas. Tienes una vida para vivir con ilimitadas opciones para
disfrutar, valorar, elegir, construir, aprender, colaborar, luchar, aportar…
Revisando
información, se encuentran las 19 claves para desarrollar la resiliencia, las 10
claves… o más resumido todavía, la 5 claves para lograr la capacidad de
resiliencia.
Sólo
eres Tú. Sólo Tú. Sólo Tú. Mira hacia adentro. Escucha tu voz. No esperes
recibir, solo dar. Dar de ti, dar... Tú eres más grande que lo que te suceda. Tú
sólo usas ese cuerpo físico que posees para poder vivir en este espacio, en
esta dimensión (cuerpo físico que requiere de cuidados más no de absurdas
cirugías en nombre de la “belleza” estereotipo o para ocultar el natural paso de los años…), y para emprender el camino que tú desees
emprender.
Hazlo.
Tú puedes. Sólo detente y reflexiona. Puedes hacerlo. Desde los doce años
tenías la capacidad de hacerlo, pero nunca es tarde.
Sólo
una clave para lograr la capacidad de resiliencia: Tú.
*Imágenes: Difusión.
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