Las personas caminando por las calles de su ciudad, preocupadas por sus vivencias e historias personales, van y vienen, pasan y ven a otras personas pasar. Leen anuncios, se desplazan tranquilamente, suben escalones, consultan, si tienen alguna duda, en cualquier lugar o situación en la que se encuentren. Es lo "normal"...
Pero Renzo, no puede
ver estos anuncios; Carolina no escucha lo que los demás expresan; y Antonio,
quien se traslada en una silla de ruedas, no puede acceder a varios
establecimientos porque estos no han considerado su situación; probablemente
porque no es “normal”…
En la actualidad, la
población mundial supera los siete mil millones de personas, según
la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
De estos siete millones
de personas; más de mil millones,
aproximadamente el quince por ciento de la población mundial, viven con algún
tipo de discapacidad. Son considerados la “mayor minoría del mundo”.
Hasta hace poco el
diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (RAE), definía a
discapacidad como la “disminución por un problema físico, sensorial o
psíquico”.
A partir de noviembre
del 2020, ha modificado la acepción; la RAE indica que se trata de la “situación
de la persona que por sus condiciones físicas o mentales duraderas, se enfrenta
con notables barreras de acceso a su participación social”.
Además, ha eliminado del diccionario la palabra
“disminuido”, que será sustituida por “discapacitado” para referirse a quién
"posee una discapacidad". Esta modificación se da debido a la demanda de diversas organizaciones de discapacidad. Sin embargo, pedían
que no se use el término “discapacitado” sino “persona con discapacidad”.
Según la Convención
Sobre Los Derechos de las Personas con Discapacidad:
“Las personas con
discapacidad incluyen a aquellas que tengan deficiencias físicas, mentales,
intelectuales o sensoriales a largo plazo que, al interactuar con diversas
barreras, puedan impedir su participación plena y efectiva en la sociedad, en
igualdad de condiciones con las demás”.
Según el Registro
Nacional de la Persona con Discapacidad (RNPCD), al 31 de octubre de 2020 se contó con
567 organizaciones que representan a las Personas con Discapacidad; observando
que la región Lima es la que cuenta con mayor número de inscritos (218); y la
región Amazonas es la que no cuenta con alguna organización inscrita.
Los Censos Nacionales
2017: XII de Población y VII de Vivienda, han estimado 3 millones 209 mil 261 personas (3'209,261) con discapacidad a
nivel nacional.
Más de tres millones de
personas que viven excluidos por la sociedad y por el Estado. Cuando se
promulgó la Ley N° 29973 el 24 de diciembre del 2012, traía “una revolución
inclusiva llena de derechos y oportunidades”; palabras de Jhon Reynaga Soto, en
ese entonces Congresista de la República y Presidente de la Comisión de
Inclusión. Empero esta población peruana sufre evidentemente de discriminación
social y sus derechos sólo quedan en papel, sufriendo injusticias, desigualdad,
inaccesibilidad e inequidad.
Volvamos a mencionar el
término “normal”, ¿qué es normal?
Asistí a un curso de
Inclusión Social, y pronto nos dimos cuenta que todos teníamos alguna
discapacidad. Alguien tenía discapacidad para las matemáticas; otro tenía
discapacidad para comunicarse adecuadamente con su entorno; la discapacidad de alguien más, era a la hora de leer, a veces invertía las letras; hubo quien reveló que cuando se ponía
nerviosa tartamudeaba, otro era “duro”
para bailar (como coloquialmente se dice, tenía dos pies izquierdos). Y ¿Yo?
Tengo que pensar primero cual es mi derecha antes de querer dar una simple indicación de ubicación… Y así, todos
tuvimos la humildad de exponer nuestras discapacidades.
En otra ocasión, hubo un
experimento muy educador. Nos vendaron los ojos y teníamos que caminar por un
pasillo. Fue una experiencia bastante “iluminadora” (así es; tapando la visión
del ojo, te permite ver más allá). Nos
colocamos literalmente en el lugar del otro. Claro, eso fue sólo un
experimento, no obstante, todos sabemos que para muchas personas es real.
“Pero como siempre
sucede”, no los tomamos en cuenta; es más, son etiquetados como “Personas con
Discapacidad” como si sus opuestos, fueran “Personas con Capacidad”. Otros bien
intencionados los llaman “Personas con Habilidades diferentes”, eso
significaría que los “otros” serían “Personas con Habilidades Iguales”.
Acaso ¿Eso es así?
Ciertamente que no. Todas las personas tenemos capacidades y discapacidades y
obviamente contamos con habilidades diferentes.
Pero el ser humano,
siempre, siempre, quiere acoplarse a un “grupo mayoritario” (ficticio) y
sobretodo, en detrimento del otro “grupo minoritario” (el grupo al que
marginan).
¿Por qué es una
constante esta situación? ¿Por qué siempre estas divisiones? Nuevamente en
situaciones como ésta, que son repetidas, se evidencia la falta de empatía y, más; la falta de humanidad. No somos inclusivos sino que excluimos, sin ningún
derecho e indignamente, a los que no son como la “mayoría” y/o no se ajustan a
la concepción de “normal”.
Es el Estado, el primero
que debe velar porque se cumplan las normas y porque se respeten los derechos
sociales, culturales, económicos, civiles, políticos... de este grupo de peruanos
que se ven vulnerados.
El segundo, en velar,
cumplir y adecuar es el empresariado, incluyendo a las empresas de Medios de
Comunicación. Una imagen vale más que mil palabras, pero para alguien que ha
perdido su visión si valen mil palabras…
El tercero en cumplir,
velar y adecuar es el ciudadano; por ejemplo, no estacionar su carro obstruyendo
las rampas o peor aún, ocupando la vereda; ceder la vereda, tratar y sobretodo mirar
con respeto a la “persona con discapacidad”.
“No
es una dádiva de ninguna autoridad, sino la restitución de los derechos que le
asisten a todo ser humano. Por eso no hay mayor falacia que decir que con estos
logros, las personas con discapacidad “recuperan su dignidad”. Es exactamente
lo contrario: es la sociedad peruana quien recupera la dignidad que perdió
cuando permitió que se discriminara a alguien por el solo hecho de ser
distinto” (Palabras de Lenin Moreno Garcés, cuando hizo el Prólogo para la Ley
General de la Persona con Discapacidad, Ley N° 29973).
Recuperemos la dignidad como sociedad. Todos tenemos capacidades y discapacidades, todos tenemos diferencias pero también coincidencias; somos peruanos, queremos un país mejor, sentimos, amamos, tenemos sueños, esperanza...
"Mira sin los ojos, camina sin los pies
y escucha con el corazón".
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