Viaje a la India: El Inicio...

He llegado a la India. Es invierno, y el frío gélido hace presagiar una estancia dura.

La India es un espacio. Un espacio inmenso donde habitan todas las posibilidades.

Empiezo mi periplo en Delhi.

Los primeros días son de reconocimiento. Me he instalado en el Áshram Aurobindo. Está ubicado en una zona residencial de Nueva Delhi. Me recibe un morador, es sudafricano y viene aquí por temporadas. Me explica la rutina diaria y me lleva al comedor. Hay gente de muchas partes, pero nadie de Sudamérica.

Al tercer día visito el templo de Ramakrishna, en el centro de Delhi. Las lecturas sobre la vida de este santo hindú alimentaron mi búsqueda, mostrándome a un ser que era síntesis perfecta entre conocimiento y devoción.

Buscar a Dios es una pasión. Hay ardor. A veces también se retrocede. Pero en un hombre como Ramakrishna, la locura por Dios no cesa hasta poseer el verdadero conocimiento. Y cuando esto sucede, se da lo que dice un upanishad: “para adorar Dios hay que ser un Dios”. Ramakrishna se hizo uno con lo adorado y se volvió un Dios.

En el altar una estatua de Ramakrishna “mira” a sus devotos. El lugar sin duda es Un Lugar. Rezo y me siento sereno a contemplar.

Pido a Ramakrishna que proteja mi viaje. He venido por conocimiento y no podía dejar de venir a saludar a este santo y tener la presencia, el darshan del lugar…

Autor: Chandrashekhar.