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El estigma social y la falta de conciencia siguen siendo los principales obstáculos para la búsqueda de ayuda para el suicidio, lo que pone de relieve la necesidad de campañas de alfabetización en salud mental y contra el estigma. 

Son factores de riesgo asociados al suicidio, la pérdida laboral o financiera, el trauma o el abuso, los trastornos mentales y por uso de sustancias y las barreras para acceder a la atención médica. Fuente: Organización Panamericana de la Salud (OPS).


Si bien el vínculo entre el suicidio y los trastornos mentales (en particular, la depresión y el consumo de alcohol) está bien documentado en los países de altos ingresos, muchos casos se dan en personas que lo cometen impulsivamente en situaciones de crisis en las que su capacidad para afrontar las tensiones de la vida, como los problemas económicos, las rupturas de relaciones o los dolores y enfermedades crónicos, está mermada.


Además, se ha demostrado suficientemente que vivir conflictos, catástrofes, actos violentos, abusos, pérdida de seres queridos y sensación de aislamiento puede generar conductas suicidas. Las tasas de suicidio también son elevadas entre los grupos vulnerables y discriminados, como los refugiados y migrantes; los pueblos indígenas; las personas lesbianas, homosexuales, bisexuales, transexuales e intersexuales; y los reclusos. El principal factor de riesgo es, con diferencia, un intento previo de suicidio.


La estigmatización, sobre todo la que se crea en torno a los trastornos mentales y el suicidio, disuade de buscar ayuda a muchas personas que piensan en quitarse la vida o tratan de hacerlo y que, por lo tanto, no reciben la ayuda que necesitan. La prevención del suicidio no se ha abordado debidamente porque falta sensibilización sobre la importancia que reviste como problema para la salud pública y por el tabú existente en muchas sociedades que impide tratar sobre él abiertamente. Hasta hoy, solo unos pocos países han incluido la prevención del suicidio entre las prioridades de sus políticas de la esfera de la salud y solo 38 han notificado que cuentan con una estrategia nacional de prevención específica.


Es importante aumentar la sensibilidad de la sociedad y superar los tabús para que los países avancen en la prevención del suicidio.


Las actividades preventivas exigen la coordinación y colaboración de varios sectores de la sociedad, incluidos los de la salud, la educación, el empleo, la agricultura y la ganadería, el comercio, la justicia, el derecho, las fuerzas del orden, la política y los medios de comunicación. Esas actividades deben ser amplias e integrales, dado que ningún enfoque puede atajar por sí solo una cuestión tan compleja. Fuente: Organización Mundial de la Salud (OMS).


Abordar el tema del suicidio, es un asunto delicado. Están inmersos varios factores y en muchas ocasiones no es previsible. Sin embargo, mientras en este país no haya políticas públicas sobre salud mental, sería recomendable, en la medida de lo posible, recurrir a los profesionales de la Psicología; y además, desprenderse de equivocadas ideas que limitan el acudir a ellos cuando por nuestro bienestar psicológico, mental y emocional se los necesita.


Se hace oportuno también, hacer uso de la capacidad de resiliencia o empezar a trabajar en ella. El arte, en cualquiera de sus manifestaciones, como pintura, música, dibujo, fotografía, entre otras, y por supuesto, la literatura, es y/o son de una increíble ayuda.


Asimismo, mirar hacia dentro de uno mismo, no es poca cosa; escucharse y tratar de contemplar todo el panorama. Ciertamente, hay momentos en que no es tan fácil, sin embargo, es en esos momentos que se puede y se debe pedir ayuda. 


Sería dable reconocer que la vida del ser humano es perecedera, tiene fecha de expiración. Entonces, mientras se tiene vida, sencilla-compleja, hay que vivirla. Siempre hay algo más allá del horizonte; infinito número de posibilidades por ver, conocer, hacer, sentir, ser…


A veces parece que no se cuenta con los otros, pero como dice la letra de una canción “siempre hay alguien”; alguien que estará ahí para nosotros, para escucharnos, apoyarnos de alguna manera; y también alguien que necesitará algo de nosotros, una historia, un abrazo, una sonrisa, una mirada, un saludo…


Es delicado hablar de este tema, no obstante, sería bueno reconocer que tener vida, significa tener oportunidad. Una oportunidad que fue dada entre muchos aspirantes a ella. Si tus  recuerdos te lastiman, intenta construir nuevos. A pesar de todo, y de que a veces no lo parece, el mundo es un lugar con un sin número de posibilidades para ti. Siempre vale y valdrá la pena: Vivir.

 

*Por Anibal Flores

*Imagen de Portada: Difusión

 

 

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