Preguntando
sobre su fe religiosa, Albert Einstein, autor de la Teoría de la Relatividad,
respondió: “Yo creo en el Dios de Spinoza”.
Ingresando
en la ruta de la fe del genio, indagamos sobre el Dios concebido por el
filósofo holandés, Baruch Spinoza, y he aquí algunos fragmentos:
“Deja ya de estar
rezando y dándote golpes en el pecho. Lo que quiero que hagas es que salgas al
mundo a disfrutar de todo lo que he hecho para ti.
Deja
ya de culparme de tu vida miserable; yo nunca te dije que había nada malo en ti; o que
eras un pecador; o que tu sexualidad sea algo malo. El sexo es un regalo que te
he dado y con el que puedes expresar tu amor, tu éxtasis, tu alegría. Así que
no me culpes a mí por todo lo que te han hecho creer.
Deja
de tenerme tanto miedo. Yo no te juzgo, ni te critico, ni me enojo, ni me
molesto, ni castigo. Yo soy puro amor.
¿Cómo
puedo castigarte por ser como eres, si yo soy el que te hice? ¿Crees que podría
yo crear un lugar para quemar a todos mis hijos que se porten mal, por el resto
de la eternidad? ¿Qué clase de Dios puede hacer eso?
Respeta
a tus semejantes y no hagas lo que no quieres para ti.
No
busques afuera, no me encontrarás. Búscame dentro, ahí estoy, latiendo en ti”.
Válgame
Dios. Así, cómo no creer en Dios.
Por Enrique Paz Esquerre
epesquerre@gmail.com
*Publicado originalmente en Diario La República
No hay comentarios.:
Publicar un comentario