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Revista Arquetipo

Si colocamos la palabra Navidad en el buscador de internet Google, obtendremos un listado con la siguiente información: Tendencias para decorar la casa esta navidad, ideas para preparar una mesa navideña elegante, ofertas imperdibles por navidad, decoración navideña, de todo para el hogar por navidad, canciones navideñas, recetas para preparar las mejores cenas; y ofertas y más ofertas navideñas… ¿¡Ese es el espíritu navideño!?


La Navidad es una fiesta cristiana, que tuvo sus orígenes en las celebraciones del solsticio de verano o de invierno (dependiendo del hemisferio) de diferentes culturas, y fue la religión católica la que con el tiempo llegó a establecer el 25 de diciembre como fecha del nacimiento de Jesús (navidad tiene su origen en el vocablo latín nativitas  que significa nacimiento); esto más o menos por el año 350. Las intenciones han ido variando, primero popularizar la fecha, luego la búsqueda de la conversión al cristianismo…


Acá, en las tierras donde florecieron diferentes culturas como, los Caral, Cupisnique, Chavín, Paracas, Nazca, Mochica, Tiahuanaco, Wari, Chimú e Incas; fueron los españoles quienes con su llegada, introdujeron, o mejor dicho, impusieron, la religión católica, cuya esencia es el amor al prójimo y el cumplimiento de diez Mandamientos. Aunque, la historia muestra la inconsistencia entre lo que profesaba esa religión y las acciones deplorables que cometieron los peninsulares, como el abuso y aniquilamiento de millones de indígenas; evidenciando que el quinto mandamiento (No matar) era una falacia…


Enfocándonos en la Navidad; más allá de la religión, esta festividad ha adquirido una connotación comercial, y cada vez más banal.


Muchos años han transcurrido y, actualmente, se continúa celebrando esta festividad, sinónimo de consumismo, de parafernalia absurda, de creación de necesidades materiales como: árbol de pino sintético, chocolate caliente (aunque en algunas regiones el clima es caluroso), panetones y platillos navideños, pavo horneado, muñecos de nieve donde no hay nieve, adornos y decoración con muchas luces navideñas, compras y compras de regalos y objetos de temporada para demostrar el espíritu navideño, y poder hacer/ser felices en navidad. Asimismo, la creación de necesidades emocionales y afectivas: paz y amor en navidad, familia reunida; ante ello, los que tienen familia tiene mejor suerte; empero, quienes están solos, son invadidos por la tristeza, la depresión, y lamentablemente, según las estadísticas, es en esta época que el índice de suicidios tiene un incremento.


Celebrar el nacimiento de Jesús… celebrar un aniversario de nacimiento no estaría mal, y si ese nacimiento es de un hombre que alcanzó un alto nivel de iluminación y sabiduría, enhorabuena, y si esa celebración invita a reflexionar sobre la propia situación espiritual de cada quien, enhorabuena.


Sin embargo, ser arrastrados por el sistema consumista, es decir, comprar el paquete completo que les están vendiendo y necesitar cosas realmente innecesarias, es algo verdaderamente triste y estulto. El ser humano da para más.


Amor y Paz en navidad: y ¿antes y después? 

                                                                          

Si se profesa la religión católica, entonces, Jesús, según refieren, era un ser humano humilde, sencillo y con mucha lucidez. Humildad, sencillez y lucidez que sería bueno poner en práctica en estos tiempos.


¿Qué significa la navidad? Evidentemente, nada de lo que nos venden los medios de comunicación; atiborrados de publicidad, por empresarios que se hacen más pudientes, con sus tretas para crear necesidades en sus espectadores e inducirlos a adquirir cosas que realmente no necesitan.


Una verdadera Navidad, tal vez sería aprovechar esta celebración para reflexionar acerca de lo que realmente es importante en nuestra efímera existencia. Hacer, construir, vivir dignamente, amar, aceptar lo sano y bueno para uno, alejarse de lo infame; crecer, sanar y seguir creciendo. Profesar una religión ayudaría en ese crecimiento. Y siempre, siempre, sería dable hacer uso del sentido común y la capacidad de reflexión; que aunque lo parezca, no difieren de la fe.


Finalmente, cada individuo le da el valor que quiere a las cosas. Solo sería recordarle que su paso por la Tierra es fugaz; que nada material se llevará, únicamente lo vivido. ¿Qué vivió, qué hizo? y ¿qué dejará? ¿Serán cosas y posesiones, o enseñanzas y vivencias? ¿Habrá nutrido su existir y/o enriquecido la vida de los seres con quienes interactuó? ¿Habrá contribuido con su entorno, con su comunidad? ¿Será recordado con afecto o será olvidado?...


El significado de la Navidad podría ser, reiniciar con una versión mejorada de uno mismo. Un renacimiento, una Navidad.

 

 

 

*Por Eizo Pinto.

**Fotografía de Portada: Difusión

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