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Desde la época de las culturas pre- incas e inca, nuestros antepasados cultivaron su religiosidad con ceremonias, rituales y creencias cimentadas en un profundo respeto y gratitud hacia lo que los rodeaba.


Los mitos andinos hablan sobre el ordenamiento del mundo, el origen de los hombres y de los animales, la aparición de las enfermedades y sus respectivos remedios, etc. Su estudio y el de las tradiciones orales permiten entender la cosmovisión y el universo ritual andino. Las crónicas presentan diversas versiones del ordenamiento del mundo, diseñado y puesto en marcha por las divinidades.


Para la población andina el espacio y el tiempo eran sagrados, por lo tanto tenían una explicación mítica y una representación ritual.


En esta cosmovisión andina el mundo estaba dividido en tres planos: Hanan pacha (el mundo de arriba), Kay pacha (el mundo de aquí) y Ucu pacha o Urin pacha (el mundo de abajo).


Las divinidades habitaban el cielo y la tierra, cumpliendo una diversidad de funciones de acuerdo a las cuales se establecía una jerarquía.


Las más importantes divinidades femeninas fueron la Luna, la Mamacocha (madre mar) y la Pachamama (madre tierra). La Luna era venerada sobre todo por las ñustas, las pallas y las coyas del inca.  La Mamacocha y Pachamama eran encargadas de velar por el mantenimiento humano. Gracias a ellas el mar y la tierra, las dos fuentes más grandes y pródigas de recursos alimenticios, eran de fecundidad inagotable. 


Pachamama era reconocida como la divinidad de la tierra e identificada como diosa de la fertilidad, cuya función principal era la producción de los alimentos.


En las ceremonias ligadas sobre todo a la siembra y a la cosecha, la población ofrendaba a la tierra chicha, coca, sebo y mullu, para pedirle buenos frutos, que alejara las heladas y protegiera los sembríos. La chicha, bebida ritual por excelencia, desempeñaba un rol especialmente importante en las ceremonias en honor de la Pachamama. El brindis ritual, llamado tinca, se hacía con chicha preparada especialmente. En el tiempo de la cosecha, por ejemplo, antes de colocar las semillas en los surcos se ofrecía de beber a la tierra. Asimismo, toda persona que bebía chicha estaba obligada a darle de beber a la tierra para que no se resintiera ni la castigara.


El olvido voluntario o involuntario de los citados rituales disgustaba y ofendía a la Pachamama, divinidad por la que la población sentía un gran respeto. Una persona antes de echarse o sentarse en la tierra debía hacerle una ofrenda. En caso contrario la divinidad podía mostrar su enojo provocándole enfermedades mágicas como el huari, el chacho o la chapla. Para recuperar la salud había que realizar una serie de rituales en los que jugaba un rol principal la entrega de ofrendas [1].


En la actualidad, continúan las celebraciones de la Pachamama y Efraín Aranibar Álvarez, artista plástico cusqueño, cuya temática principal en sus obras es la cosmovisión andina,  nos explica que;


“LA PACHAMAMA” es la Madre Tierra que nos cobija. “PACHAMAMA RAYMI” Fiesta a la Madre Tierra, se la festeja y se le hace el pago correspondiente todos los años, justo el PRIMER DÍA DE AGOSTO (se le conoce también como año nuevo andino). Todos esos días de este mes se le hace ofrendas a nuestra madre tierra, para que nos brinde toda su riqueza, mediante su producción. Ella es benefactora de todos los hombres, ella es benévola con quienes la veneran y reconocen sus atenciones.


Esta expresión natural tiene como escenario la localidad de “Ccatcca” en Cusco - Perú,  en las serranías de la cordillera de los andes, a más de 4,500 m. sobre el nivel del mar. Participa toda la comunidad entera desde los más niños, hasta los adultos.”


Este artista cusqueño en su Proyecto Mural “PACHAMAMA RAYMI”, utilizando la técnica Mural acrílico sobre mapresa, ilustra la Fiesta a la Madre Tierra.


"Pachamama Raymi" - Efraín Aranibar Álvarez

“Este cuadro está pictóricamente cromatizado con los colores cálidos de nuestra tierra, la vestimenta, el encanto, y el colorido variopinto de nuestra gente.


En la parte superior izquierda, está representada nuestra pachamama identificada con la vestimenta típica del lugar (como una mujer andina, con montera y pollera) derramando desde una vasija de barro o “manka” (olla) todos los productos que nos brinda en forma muy generosa, siguiendo el ritmo lineal de los productos.


En la parte inferior derecha vemos a todos los hombres y mujeres recibiendo con las manos abiertas todos esos productos llenos de alegría. Pero también todo esto implica un esfuerzo de parte de los hombres, por eso al lado izquierdo inferior se ve a dos personajes trabajando la labor agrícola, cada uno con su “CHAQUITACLLA” (instrumento de labranza).


Subiendo el “PACCO” está haciendo una ofrenda a la pachamama, con elementos como la coca, el sullun, la concha marina, estrella de mar, maíz entre otros elementos.


Al lado izquierdo haciendo un arco se observa a varios hombres jalando de una cuerda o soga echa de ramas de algunas plantas muy gruesa, esta soga esta tejida por las mujeres de la comunidad, participan para este evento todas las comunidades del lugar y se le denomina “CHACACHUTAY” (jalar la cuerda). Termina la competencia al romperse la cuerda.


Al medio de todo el cuadro hay un símbolo andino, que representa un principio andino “EL AYNI” (la ayuda mutua y colectiva para realizar cualquier labor), son los cuatro brazos agarrados mutuamente y encerrados dentro de la cruz cuadrada. [2]

 

Pachamama Raymi o Día de la Madre Tierra, es una celebración tradicional que perdura desde la época Inca y es celebrada en el Cusco, Perú; y en otros países como Ecuador y Argentina; con ceremonias y rituales de agradecimiento a la Pachamama.


Acaso sería dable un sistema educativo que aprecie la esencia de la cosmovisión andina y también amazónica; que promueva una cultura de gratitud hacia la vida, a la tierra que nos cobija y a lo que ella nos brinda. Tal vez, solo así, se valoraría y cuidaría la naturaleza y todo lo concerniente a ella.

 

Pachamama Raymi es fiesta, ceremonias, rituales, tradición ancestral, mas su significado es valorizar y agradecer a la madre tierra; a la vida en una de sus manifestaciones.

 




*Imagen de Portada: Mural “Pachamama Raymi” de Efraín Aranibar Álvarez.


[1] Historia del Perú, Tahuantisuyo: El mundo de los Incas, (Teresa Vergara) págs. 306- 310. Lexus Editores.


[2] artistaprofesionalefrainaranibar.blogspot.com/



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