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“Nuwa wianki weajkama

kanusa yantamen numi katukaun uruk kajernait

metek kajermainitjame.

Shuar eakmau pamaun,

pakin, kashain tura waan awajir kajea

metek kajemiainitjame.

Shiam takiti jea pujaun atash teketa yuakai kajertaiya

metek kajermainitjame.

Atash weaka jiamun yawaa kasamkamtai kajertaiya nujai

metek kajermainitjame.

Yutui, nawe tsarauri shikapchia ai ijutmatai kajertaiya nujai

metek kajermainitjame.

Pujuta jui ii kajet nekaj imatiksan kajermainitjame

Turasha,

imatiksanak aneaknasha anemainitjame ashi achitramu asamtai,

nuyasha

ameka yaunchuk pujujakmaur tura yamai pujaj nu asamin.

Arumai atiña nuna kame ya neka”.


“Wii kajeamuka jumamtiñaiti...”

(“Mi odio es como...”)

De poemario “Sanchiu” de Dina Ananco.

[Poema en wampis].

 

*Traducción*

 

Te podría odiar

como odia una mujer al árbol caído en la orilla del Río Santiago mientras va remando.

Te podría odiar

como aquel cazador que acaba de fallar al disparar una sachavaca,

una huangana, un majás o una perdiz.

Te  podría odiar

como se odia a la gallina que come huevo a punto de eclosionar.

Te podría odiar

como se odia al perro que se roba una gallina asada.

Te podría odiar

como se odia a la isula que te pica en el dedo chiquito.

Te podría odiar

de cualquier forma que tú y yo conocemos de nuestra realidad.

Pero también,

de la misma forma te podría amar porque somos parte del todo

y

eres parte de mi pasado y presente.

El futuro quién sabe.

“Mi odio es como...”

Dina Ananco.

 

A pesar que ya han trascurrido 201 años desde la Proclamación de la Independencia del Perú, y de vivir en un gobierno democrático que se rige por la Carta Magna llamada Constitución Política del Perú en la que se plasman lo derechos y deberes de todos los nacidos en esta patria; injusta e inmerecidamente, los pueblos indígenas del Perú han padecido innumerables situaciones inicuas e indignas como marginación, desvalorización, exclusión, inequidad, difamación, acoso, abuso, amenazas, maltrato, exterminio… Es una lista interminable de atropello a sus derechos fundamentales. La deuda es histórica y endémica.


Sin embargo, estas comunidades de peruanos y peruanas, continúan alzando la voz y luchando por defender sus derechos que continuamente están siendo amenazados y vulnerados.


Según la data del Ministerio de Cultura del Perú, informa que en nuestro país habría 55 pueblos indígenas. 51 de la Amazonía y 4 de los Andes peruanos.


La población indígena amazónica estaría presente en 11 departamentos del Perú, los cuales son: Cajamarca, Amazonas, San Martín, Loreto, Ucayali, Huánuco, Pasco, Junín, Ayacucho, Cusco, y Madre de Dios, con 5378 localidades y 368908 pobladores; según los  Censos Nacionales 2017; XII de Población, VII de Vivienda y III de Comunidades Indígenas. (Fuente: www.gob.pe).

 

Poblaciones ubicadas en diferentes regiones; sin embargo, compartiendo las mismas necesidades y las mismas problemáticas.


Entre las amenazas más relevantes a las que se enfrentan las Comunidades Indígenas tenemos:

 

-Traficantes de tierras.

-Taladores ilegales (extracción de madera).

-Narcotraficantes (sembríos de hoja de coca)

-Minería ilegal.

-Situación territorial en peligro por invasores.

-Pozos de maceración.

-Desprotección de los/las defensores(as) indígenas.

-Inaccesibilidad a la información sobre proyectos de inversión e impactos en sus territorios.

-Ausencia del Estado (abandono, desidia).

-Irrespeto a la intangibilidad de sus territorios.

-Desprotección del medio ambiente.

-Extractivismo depredador.

-Persecución a líderes y lideresas.

-Acceso a la Justicia sin reconocimiento de mecanismos interculturales.

-Desconsideración de la consulta previa y consentimiento, de las comunidades donde se explotarán sus recursos naturales.

-Asesinatos de sus pobladores, de defensores(as) y/o líderes y lideresas.

-Otros…

 

Y son los Asháninka (un grupo de ellos), ubicados en la cuenca del río Ene (Satipo, Junín), uno de estos pueblos indígenas, que tuvieron que enfrentar a lo largo de la historia; invasión, exterminio, desplazamiento, terrorismo, la fiebre del caucho; y no obstante, siguen buscando lo mismo que sus antepasados; equidad, justicia, respeto por su pueblo y su territorio.


Ellos se han organizado formando la “Central Asháninka del Río Ene” (CARE) la cual es una organización indígena “que atiende las demandas y aspiraciones de los pobladores asháninkas del Ene, defendiendo y potenciando sus derechos”. (Fuente: CARE facebook).


Y con el apoyo de la Asociación Regional de Pueblos Indígenas (ARPI) y la Asociación Interétnica de la Selva Peruana (AIDESEP), trabajan para buscar la solución a sus diferentes problemáticas.


En esa búsqueda de la defensa de sus vidas y su territorio, surgió Amenakobenterone Inchatomashi, cuyo significado es “Cuidadores del bosque”.


Amenakobenterone Inchatomashi es un proyecto para la protección de defensores y defensoras ambientales, y la Central Asháninka del Río Ene lo ejecuta en colaboración con la ONG DAR (Derecho, Ambiente y Recursos Naturales) Perú y la Unión Europea en Perú.


Con este proyecto se pretende lograr “el fortalecimiento de sus líderes y lideresas y de sus comités de autodefensa, en sistemas de vigilancia para la defensa de sus territorios dentro de las comunidades de la cuenca del río Ene”. Busca defender el territorio indígena del río Ene, proteger a los defensores ambientales, fortalecer la vigilancia comunal de sus territorios, formar custodios forestales; cuidar sus bosques.


También se ha creado un Sistema de Alerta Temprana de CARE (SAT CARE), para que las comunidades del río Ene puedan reportar hechos que perjudiquen la tranquilidad de su comunidad.


Este SAT funciona a través de 4 centros de monitoreo: 3 en las comunidades nativas de Potsoteni, Pamoreni y Tsirotiari, y un centro de monitoreo en las oficinas de la CARE. Esto permite a las comunidades efectuar una mejor vigilancia de su territorio con equipos tecnológicos como GPS, laptops, teléfonos inteligentes, drones y las capacitaciones correspondientes”. (Fuente: CARE facebook).


La lucha, proacción,  activismo y liderazgo de las comunidades indígenas continúa; sin embargo, el Estado tiene mucho por hacer; la desidia ya no debe tener lugar. No pueden seguir muriendo líderes y lideresas indígenas y quedar impunes esos asesinatos. Estas comunidades de peruanos y peruanas no pueden seguir viviendo con temor y bajo constantes amenazas. Tampoco pueden ser excluidos en la Toma de decisiones de asuntos que les afecta su forma de vida.


Los pueblos indígenas de la Amazonía y de los Andes, son los pueblos originarios del Perú. Han sobrevivido a tanta ignominia; y a más de 2 siglos de la Independencia; es inconcebible que en el Perú, país formado por originarios, criollos, afrodescendientes y mestizos; sigamos sin aprender a convivir ni a respetar la diversidad, que lejos de restar, enriquece más nuestra pluriculturalidad; asimismo, si tuviéramos una sana interacción se cultivaría el crecimiento personal y también colectivo.


Lamentablemente, la negligencia del Estado por ignorar las necesidades de los pueblos indígenas, y la apatía de los demás peruanos y peruanas, nos empobrece como sociedad. Ese es el verdadero subdesarrollo.


Todos los peruanos y peruanas pueden ser Amenakobenterone Inchatomashi: Cuidadores del bosque; cuidadores de los 55 pueblos indígenas del Perú, cuidadores de los pueblos ancestrales; de sus tradiciones, de los orígenes de la patria.

 

 

*Por Leslie Paz.

**Imagen de Portada: Cortesía de Juan Zapata Sánchez.

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