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La situación de crisis que vive el Perú nos preocupa a todos. Los niños y niñas menores de seis años no están ajenos a la realidad que vivimos, ellos escuchan, ven y sienten lo que está pasando a su alrededor. Por lo mismo, preguntan, opinan y surgen, en ellos, conflictos. Por esa razón, los adultos que estamos a cargo, nos vemos impulsados a actuar para ofrecer acompañamiento y protección.


Una situación de conflicto puede ser una oportunidad valiosa para fortalecer las capacidades de los niños, construir valores para la ciudadanía, y desarrollar resiliencia, a partir de espacios de comunicación e interacción en casa.


Ante ello, proponemos algunas ideas para incorporar a nuestros espacios cotidianos:


Conversar, sabemos, significa intercambiar ideas sobre un tema. Los niños y las niñas disfrutan de ser incluidos en esta actividad, porque tienen también sus propias hipótesis sobre lo que está ocurriendo, preguntas producto de sus reflexiones y necesidad de escuchar otras perspectivas. Poner en valor los diversos puntos de vista puede ser una estrategia que alivie y anime a seguir compartiendo: “Qué interesante, tenemos opiniones distintas sobre el mismo punto”.


La actitud de nosotros los adultos, necesita ser flexible, sensible y demostrar apertura ante el intercambio: “Qué importantes son las ideas que están surgiendo en esta conversación”. “Hay cosas que no había pensado antes” o “Ahora que te escucho, María, creo que mi opinión sobre esto está cambiando” o “Qué difícil es esta situación y qué suerte tenemos de tenernos unos a otros para conversarlo”. “Conversar hace bien, llevaba muchos días con estas ideas dando vueltas en mi mente”.


Durante los momentos de conversación en el hogar, podemos utilizar diversas estrategias como el uso de preguntas abiertas en la conversación y la confrontación de las ideas que surgen. Esto será una invitación a elaborar una idea y la oportunidad de otros de escucharla y ampliar la propia.


Los adultos podemos hacer el ejercicio de suspender nuestras opiniones, tarea difícil, pero que facilita que los niños piensen con mayor libertad. Recordemos que la opinión de los adultos puede tener un efecto importante en los niños.


El diálogo o la conversación va a ser una posibilidad para calmar y dar tranquilidad a los temores y angustias que se pueden originar ante una situación adversa.


Es importante aprovechar la conversación para fomentar la capacidad de resiliencia, la cual nos permite enfrentar la adversidad. Para ello, será útil brindar mensajes positivos, de esperanza y resaltar la importancia de ser parte del cambio.


Fotografía: Difusión

¿Qué puedo hacer como adulto acompañante para generar el diálogo con los niños?


Toma en cuenta su edad, y cómo piensa. Los menores de seis años se interesan por la realidad concreta que está a su alrededor, que forma parte de su día a día, de su entorno más cercano.

 

-Origina preguntas abiertas para conocer lo que ellos saben. ¿Qué noticias han visto? ¿Qué han escuchado? Dale el tiempo necesario a cada miembro de la conversación, para comentar lo que sabe y aprovecha el espacio para que identifiquen y verbalicen lo que piensan y sienten.


-Realiza preguntas sobre lo que saben, acerca de lo que se está haciendo para solucionar estos conflictos. Como las marchas de la paz, las decisiones de las autoridades y otros agentes. Puedes compartir sobre situaciones similares que has vivido en otros momentos de tu vida, y cómo se resolvieron.


-Solicita su opinión para comentar qué podrían hacer, como familia, para ayudar en la solución de conflictos que se pueden dar en casa o en el vecindario. Utiliza casos para ejemplificar.


-Recuerda que necesitan saber que los conflictos van a tener una solución y que ellos cuentan con personas que los cuidan.


-Escucha con atención, colócate a su altura y míralo a los ojos. Crea un momento tranquilo, que no parezca un interrogatorio, sino un espacio relajado de juego e intercambio amable.


-Observa con atención los mediadores corporales que utiliza para comunicarse: la postura es relajada o tensa al dialogar, el tono de voz es bajo o ajustado al momento, la mirada se sostiene en las personas con las que conversa.


-Aclara ideas con un lenguaje sencillo, acorde a su edad, y brindando seguridad. Evita las expresiones fatalistas (“estamos cada vez peor” y las que minimizan la situación (“no pasa nada”). Por el contrario, resalta que a veces hay problemas y es necesario que las personas se organicen para resolverlos.


-Impulsa diferentes formas de comunicación, sobre todo con los más pequeños, quienes pueden expresarse a través de múltiples canales como el dibujo, la pintura, la construcción, etc.

 

Cortesía Minsa

Recuerda que los niños y niñas menores de seis años se expresan especialmente a través del juego. Que ellos tienen múltiples formas para comunicar sus necesidades o intereses. Y que la interacción positiva con las personas que están a su alrededor es fundamental para un desarrollo saludable.


La democracia se construye en la vida cotidiana, desde los primeros días de vida, a través de las relaciones que establecemos cada día.


Dado que las competencias para ejercer ciudadanía se desarrollan desde muy temprano, los momentos de participación en casa, son fundamentales. Cada vez que creamos condiciones y espacios de participación, estamos contribuyendo a fortalecer la democracia.


El actual, es un momento clave para elaborar mensajes que nos llenen de sentido y confianza. Hoy más que nunca, nuestra actitud positiva y proyección hacia el futuro, son fundamentales para las niñas y niños que cuidamos, y a quienes acompañamos en su desarrollo.

 

 

*Cortesía de coperainfanciaperu.com  /Documento guía de Transforma.

**Fotografía de Portada: Cortesía de elperuano.pe

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