¡Señor
Crucificado veinte siglos bendito! ésta es tu humilde grey que con devota
unción te sigue año tras año en el sagrado rito de sembrarte de rosas de
perfume exquisito, el sereno camino de tu crucifixión.
(J.C.
CROMARE).
LA PROCESIÓN
Entre los últimos días
de enero y los primeros de febrero, pero invariablemente en un domingo, ocurre
el acto religioso más importante del calendario festivo de Paiján: La procesión del Señor de Los Milagros.
Rito elocuente de la
más pura tradición católica; testimonio masivo de fe cristiana que en Paiján,
pueblo norteño ubicado a 54 kilómetros de Trujillo, se traduce en el
reconcentrado paseo que dan los lugareños al Cristo Crucificado. Cristo
Escultura, digna sólo del mejor imaginero, que representa al único Patrón de la
Fe que aceptan los paijaneros.
Según la tradición, un naufragio
ocurrido frente al litoral norteño habría provocado la aparición de la Imagen
del Cristo paijanero. Entre las playas de El Brujo y Macabí furtivos pescadores
hallaron el arca sagrada y fueron los cristianos de Paiján los que
inmediatamente organizaron, hace cientos de años, la primera procesión para
trasladarda al Templo del Pueblo. A la playa se le denominó El Milagro y al
Cristo se le llamó, desde entonces, El Señor de los Milagros de Paiján.
Pretender captar con
ojo de reportero la procesión del Señor de los Milagros como si ésta fuera
objeto u objetivo periodístico es verdaderamente una misión imposible, para
cualquier periodista. Por eso lo decía Antonio Machado “... el ojo que ves no
es ojo porque tú lo veas, es ojo porque te ve...”, y sobre todo porque la fe no
la puedes ver ¿de qué manera captar lo que está o va por dentro en un feligrés.
Para empezar, sólo siendo uno.
Para el caso y como
tampoco hay cámara fotográfica que pueda captar la fe, la única manera posible
es la de ingresar y navegar en ese mar humano que semeja la procesión. Es
decir, terminando por ser poseso de esa fe, que surge con el Cristo y su
entorno.
Esa fe que, aún sin
entenderlo, uno siente que vibra y se mueve entre el aroma de flores e
incienso. Entre cánticos. Esa fe que se refleja en los rostros, aparentemente
afiebrados, de los fieles que igualmente se mueven imperturbables unidos, al parecer,
por un invisible cordón el de la Imagen del Cristo Crucificado.
“Tú
me mueves, Señor; muéveme el verte clavado en una cruz y escarnecido; muéveme
ver tu cuerpo tan herido muéveme tus afrentas y tu muerte”(1).
En la procesión del
Señor de los Milagros de Paíján no hay cabida para la captación objetiva,
pensada o razonada. Solamente siendo sujeto y embriagado de fe uno podrá vivir,
en su real dimensión, esta tan imprevisible como gratificante experiencia.
El espectador común
quedará ajeno, al indescifrable fenómeno que se da ante sus ojos. Al no ser
parte del mágico desfile no podrá tampoco determinar la causa motora de ese
deslizamiento cadencioso y reverentemente monótono del discurso procesional. Ni
saber si son los mayordomos y los fieles quienes provocan el rítmico traslado
de la Anda o si es el Señor de los Milagros quien induce, finalmente, tal
despliegue...
“Muéveme,
en fin, tu amor y en tal manera, que aunque no hubiera cielo, yo te amara, y
aunque no hubiera infierno, te temiera”(2).
Religiosamente entre
los últimos días de enero y los primeros de febrero, pero siempre en un domingo,
el Señor de los Milagros de Paiján recorre las principales calles del pueblo.
Su gran «poder de convocatoria» le permite reunir, en esta ciudad, a gente de
todas las edades y de todas las partes del país.
La salida del templo en
su Anda florida y luego su presencia en plena plaza de Armas siempre es
saludada ruidosamente. Las Bandas de Músicos ponen el toque festivo. Las
bombardas, el repicar de campanas, los cánticos y rezos constituyen los
clásicos indicadores de que la procesión ha comenzado.
Desde el inicio se
forman calles humanas. Grupos compactos rodean la Anda y de cada mano surge un
cirio; de cada boca un rezo; de cada mirada una promesa al Señor...
La procesión del Señor
de los Milagros de Paiján es, sin duda, la más espontánea y la mejor
manifestación del amor de todo un pueblo. Es confesión y comunión. Es diálogo
callado ¿Así será el diálogo divino? Fe auténtica y pura, sin condiciones, ni
reticencias.
“No
me tienes que dar porque te quiera pues aunque lo que espero, no esperara, lo
mismo que te quiero, te quisiera”(3).
ERPE. 07.03.84
LA
BAJADA
EL Templo de San
Salvador de Paiján, especialmente acondicionado, es el punto de partida de la
procesión. Allí mismo, aproximadamente quince días antes y en un jueves, se
efectúa la tradicional Bajada del Señor de los Milagros.
La bajada es
obligadamente uno de los principales actos celebratorios. De gran importancia
dentro del vasto programa que abarca los 20 ó 25 días de festividad en homenaje
a este Patrón de la Fe. En la Bajada, los paijaneros del lugar ceden la
iniciativa a sus hermanos, paisanos, residentes en otras ciudades del Perú y
todos los actos son presididos por éstos.
Mayordomos y visitantes
trasladan el Cristo crucificado desde el Altar Mayor hasta la anda
exprofesamente preparada.
Después de dejar en su
lugar de reposo al Señor, los fieles organizan la tradicional procesión del
INTER, que se efectúa utilizando como escenario el perímetro de la plaza de Armas.
Bandas de músicos,
misas, retretas, una gran verbena y fuegos artificiales, así como los más
sonados bailes sociales, serán el marco de la Gran Bajada y que determina la
apertura de la Feria Regional de homenaje al Señor de los Milagros.
LA
ADORACION
Otra ceremonia de gran
trascendencia en la festividad del Señor de los Milagros es la de adoración del
Señor. Los Mayordomos en un rito sin precedentes y nunca visto antes en
festividad católica alguna; proceden a efectuar la Descrucifixión del Cristo.
Aseguran, viejos Mayordomos
paijaneros, que el acto representa el desagravio que hacen los católicos
paijaneros a su Cristo por la afrenta hecha a Jesús hace dos mil años en el
Gólgota.
Al Señor de los
Milagros le quitan los clavos y es cuidadosamente trasladado entre hermosos
lienzos y finos paños, a su litera sagrada. Luego todos los fieles, a partir
del primer lunes posterior a la procesión, acudirán para adorar al Cristo
paijanero.
*Por ERPE.
*Artículo
publicado originalmente en Revista “Paiján”
Febrero-2014. TESEO Ediciones. Páginas: 24-26; “La Procesión”; “La Bajada”; “La
Adoración”.
**
(1);(2);(3): Versos de Soneto al
Crucificado. Autor Anónimo.
***Imágenes:
Cortesía de Revista “Paiján” Febrero-2014.
TESEO Ediciones.
Buen post, de el santo patrón de nuestra tierra, Paiján de las cuatro marías... Paicaem, Paixan, etc...
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