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Los acontecimientos cotidianos te queman los sueños y las ilusiones. Vives algunos momentos inquietantes donde sólo te acompaña la desesperante urgencia de gozar de un oasis de soledad, en el cual tu ser pueda gritar con voz inaudible sus ansias de libertad. Entonces, emerges de tu caos personal para transitar por el camino del mundo de la creación literaria como un reto sorprendente.

 

Muchas veces, desde lo más recóndito de tu espíritu emerge una energía desconocida, que invade tu ser, colmándote con el misterioso poder para transfigurar palabras, seres, escenarios y acontecimientos. Entras a un mundo donde sólo tú posees el secreto de todos los enigmas, donde todo es posible realizar. En él la dimensión de tu alma traspasa las barreras del tiempo y de la eternidad. Allí, podrás gozar a plenitud de las evocaciones ignotas, de sensaciones enervantes, de idílicos paisajes y de la voz telúrica de las montañas. Vives en ese mundo privilegiado, que sólo los escogidos podemos comprender y, deambular por el camino del mundo de la creación literaria.

 

Este reto que se nos presenta en el fondo de nuestro Yo Literario y al observar el camino interminable que vislumbramos a lo lejos entre empinadas montañas o en los desiertos costeños sedientos de agua y esperanza, nos atrevemos a interrogarnos: ¿A dónde va? ¿Qué atractivos y peligros nos aguardan en él? ¿Nos conducirá a la meta deseada?...

 

Los seres humanos, constantemente, estamos buscando nuevos caminos que nos lleven a concretizar sueños y anhelos, largamente acariciados. Nuestras aptitudes intelectuales, cognoscitivas, estéticas y volitivas, conscientes e inconscientes, se conjugan y se transforman en acciones y en sueños creadores que nos impulsan a iniciar un recorrido por inciertos caminos, que llenan de temores nuestro corazón; pero, a su vez, nos atraen por su misterio y la riqueza de oportunidades que nos ofrecen. Uno de ellos es, sin lugar a dudas, el camino de la creación literaria.

 

El iniciarse para recorrer el camino de la creación literaria nos exige mostrar sin prejuicios nuestro mundo interno; despojarnos del “preciado” individualismo; sensibilizarnos con contemplación de la naturaleza; adentrarnos a conocer profundamente al hombre como un creador de mundos objetivos y subjetivos. El ejercicio constante de esta actividad requiere del compromiso sincero y honesto con la vida en sus más variadas manifestaciones. No es una tarea fácil, pues requiere olvidarnos de nosotros mismos y vivir consumidos por la ardiente tea de la creación literaria, incinerando en ella aspiraciones, anhelos y carencias. Si estamos dispuestos emprender este camino, la vida nos ofrecerá la oportunidad de experimentar intensas emociones, de visitar lugares desconocidos, de compartir fraternalmente, estrechando vínculos de hermandad y solidaridad humana, con amigos de diversas nacionalidades que transitan, también, por este innovador camino del espíritu.

 

Hace algunos años, tímidamente empecé a transitar por el camino del mundo de la creación literaria. Fue un inicio a ciegas, muy difícil y lleno de sinsabores. Su recorrido me exigía una persistente lucha con mis emociones, sentimientos y miedos. La palabra se negaba a reflejar mi convulsionado mundo interno. Inicié, pues, una callada y solitaria batalla de transformación personal; proceso que aún se sigue dándose en mi “yo lírico” y segura estoy que no fenecerá, mientras tenga un hálito de vida.

 

A medida que fui avanzando, encontré en mi camino maravillosas personas con las que siempre me unirán lazos de profunda y grata fraternidad. Una de ellas fue el poeta, escritor y crítico literario Juan Félix Cortés Espinosa, quien me hizo partícipe de su experiencia, valoró y criticó mis poemas, que después conformarían mi primer poemario “Hechizo de Sueños, publicado y presentado en marzo de 1999, en el Instituto Cultural Peruano Norteamericano (ICPN), Filial de Trujillo, por los 50 de su vida Institucional.

 

Anteriormente, había participado en el II Festival de Arte y la Cultura “Miguel Cortés del Castillo” realizado los primeros días de agosto de 1998, donde desarrollé la ponencia “La Mujer en la Mitología Andina”; y en los recitales poéticos programados para ese evento.

 

Fue en este certamen donde conocí a los integrantes del Grupo “Toquihua” de San Carlos de Chile: al poeta Luis Miguel Hernández (Presidente), a la poeta Edith Ojeda de Hernández, a la pintora, escritora, escultora y artesana, Cristina Urrutia, a la poeta Carmen del Pilar Sepúlveda, al poeta Humberto Baroni y a la cantautora Rosalba Navarrete, quienes nos invitaron a participar en el I Primer Homenaje Internacional a Violeta Parra Sandoval, que se realizó en tierra natal de esta inmortal folclorista, en la ciudad de San Carlos  de la Provincia del Ñuble,  perteneciente a la VIII Región de la República de Chile, del 26 de setiembre al 2 de octubre de 1998.

 

La delegación peruana estuvo presidida por Juan Félix Cortés Espinoza, director de la revista “Lo que importa es el hombre” e integrada por la cantautora y poeta Maruja Tafur, la soprano Dora Ñique, el escritor y ensayista César Villacorta, el cantautor William López, “Rasu Ñiti”, la poeta Matilde Cortés de Beer, descendiente del Almirante Miguel Grau Seminario, y la autora de este testimonio.

 

Los hermanos chilenos, integrantes del Grupo “Toquihua” con gran generosidad nos abrieron las puertas de sus acogedores hogares, nos atendieron con mucho afecto y dedicación a la delegación cultural presidida por Juan Félix. El número central del homenaje fue la entrega de la estatua de la cantautora de “Gracias a la vida”, y de otros temas inmortales, Violeta Parra Sandoval,  que son patrimonio de la humanidad, por el Alcalde Claudio Ortiz Elguera a la comunidad; obra que fue financiada por el Grupo “Toquihua” y que fue instalada en la población Camilo Henríquez de San Carlos, ciudad natal de la mencionada folclorista. Este acto cultural fue realizado el viernes 02.10.1998.

 

Otros actos realizados en este certamen fueron la visita a las ciudades de Chillán y Chillán Viejo, donde visitamos el Instituto O’higginiano para conocer la vida y obra del Libertador, Capitán General Bernardo O’Higgins Riquelme, militar chileno que preparó con el Libertador don José de San Martín, el Ejército de los Andes; y para terminar con la presencia de los Virreyes del Perú envía la Escuadra Libertadora del Perú, agosto del 1820.

 

Recuerdos inolvidables nos generaron las vivencias generada por los acontecimientos vividos en el recital literario realizado en el Liceo Jorge Alessandri Rodríguez del pueblo precordillerano, San Fabián de Alico, cuna de Nicanor Parra, donde fuimos cordialmente recibidos por el Alcalde Iván Contreras, el Concejo Municipal y la comunidad. Terminados los actos programados participamos de una idílica cena en un hermoso viñedo bajo la protección tutelar del nevado Malalcura que nos bendecía mostrándonos majestuosamente su rostro sonrosado. El día domingo participamos en la misa a la chilena, en la Parroquia Central de San Carlos con la participación de Magisterio local y a continuación se realizó un Festival del Folclor y Poesía en el Escenario Monumental frente a la Municipalidad donde participaron los conjuntos folclóricos Raíces y Tradiciones, el Magisterio de San Carlos, Los de la Villa y de la Escuela E-112 y parejas de Cueca de distintas Escuelas Urbanas. Durante esta fiesta de hermandad peruana-chilena nos unimos en hermosos gestos de confraternidad con nuestros hermanos chilenos.

 

Posteriormente, al participar en el III Festival del Arte y la Cultura “Hans Otto Dill”, nombre del destacado intelectual, crítico literario, gran admirador e investigador de la vida de César Vallejo, y profesor de la Universidad de Berlín, especializado en Literatura Latinoamericana, quien estuvo presente junto a su distinguida esposa, la reconocida periodista Greta Stecher, de Alemania; tuve el honor de conocer y gozar de su excepcional amistad. También tuve el privilegio de conocer a los integrantes del Ateneo “Juan Francisco González” de Melipilla - Chile: Jaime Romanini,  poeta y dinámico empresario (Presidente del Ateneo), a Dionisio Eguillor, escritor y Coordinador de la Sociedad de Escritores de Chile (SECH); a Cecilia Sartriani, distinguida poeta y empresaria; a Gladys Quiroz Carcher, reconocida poeta, Secretaria General del “Ateneo JFG” e  integrante de la SECH y Juan Manuel Cornejo, hábil y experto anticuario, quienes nos invitaron a la II Feria del Libro  y Medios Audiovisuales, que se realizó en Melipilla - Chile del 24 de marzo al 2 de abril de 1999.

 

Una segunda visita a Chile se efectuó en el marco del Convenio Cultural suscrito en Trujillo - Perú por la Revista “Lo que importa es el hombre” y el Ateneo “Juan Francisco González de Melipilla”. Integraron la delegación: Juan Félix Cortés Espinoza, director de la revista, la suscrita en calidad de poeta trujillana; el Dr. Manuel Velásquez, Profesor Principal de Literatura en la Universidad Mayor de San Marcos, hijo de un amigo entrañable de César Vallejo; la actriz de Teatro, Beatriz Castro, esposa del Dr. Velásquez; Maruja Tafur, prestigiosa Cantautora Nacional; Dora Ñique, destacada Soprano; Cristina Alvarado de Cava, Directora de la Revista “Somos Mujeres”; Toña Mantilla Mayer, destacada Poeta; Jaime Ramírez Paz, reconocido Declamador; Desiderio Vásquez, destacado profesor Tallerista y Cristian  Marquina Alván, magistral concertista de piano.

 

En el marco de este gran evento, como miembros de la delegación visitante, junto con los anfitriones participamos en todos actos programados, ofrecimos recitales literarios y conciertos sinfónicos, asistimos a una Sesión del Concejo Municipal de la Comuna de  Melipilla, a presentaciones de libros de los integrantes del Ateneo anfitrión, concedimos entrevistas radiales, ofrecimos exposiciones sobre la riqueza arqueológica del Perú, visitamos la Sede de la Sociedad de Escritores de Chile y del Ateneo de Santiago, visitamos la tumba de Vicente Huidobro en Cartagena y la Casa y la Tumba de Pablo Neruda en Isla Negra.

 

Durante mi estancia, en las dos oportunidades en que visité el bello país de Chile, pude respirar los aires perfumados de sus idílicos bosques, que inspiraron a la inmortal Gabriela Mistral y la tumba donde descansa el genial Vicente Huidobro. Tuve la inmensa dicha de recorrer los mismos senderos, adornados por las rojas flores del copihue y el oro de los aromos, derramados en un acto de amor ecológico, escenarios maravillosos donde anduvieron entre juegos y risas infantiles los famosos hermanos Parra: Violeta y Nicanor. Asimismo, tuve la oportunidad de observar maravillada el sonrojo del nevado Malalcure, cuando cae la tarde, llenado de encanto los bosques de ese paraíso terrenal llamado San Fabián de Alico.

 

En Santiago de Chile, anduve maravillada contemplando sus avenidas, parques, tiendas comerciales, el famoso y velocísimo METRO, la casa de Neruda: La Chascona, y el singular telesférico donde se puede admirar la belleza extraordinaria del Cerro de Santa Lucía. En Mellipilla gocé de los rayos de su dorado sol, con la brisa envolvente, perfumada y excitante, que invitaba a soñar. Pasé días placenteros gozando de la paz en Viluma, donde la naturaleza se mostraba generosa, complaciente y paradisíaca: la recreo, constantemente, cuando mi corazón desfallece. En Cartagena rendí pleitesía a la tierra de Vicente Huidrobo, el genial escritor vanguardista Padre de Creacionismo; mi alma se inclinó reverente ante su tumba y a través del ululante viento, conversé con él en un mágico silencio.

 

Creí que había logrado todos mis sueños; pero la vida me había reservado uno mayor, fue el de visitar en dos oportunidades la Isla Negra donde tuve el privilegio de visitar el Museo de Sitio, la Casa y la Tumba de Pablo Neruda. Recorrer con el corazón y el alma los sitios tan amados por el Poeta del Mar. Acaricié con la mirada los trajes, ponchos, sombreros, botas y mantas que cubrieron su cuerpo. Capturaré con un abrazo etéreo sus caracolas, sus mascarones, sus flechas, sus trofeos, sus regalos y sus recuerdos. Me senté en su bote preferido para brindar con don Pablo Neruda un trago exótico, hecho de rayos de luna y espuma de mar. Contemplé el bullente mar, rizándose con las alas de viento y conversé con Matilde Urrutia sobre la genial creatividad de su enamorado esposo. Estas experiencias tuvieron la virtud de fortalecerme, guiarme, alumbrar el sendero que había escogido.

 

La vida me gratificaba con creces, lo poco que había ofrendado.

 

En este testimonio me falta el nombre de muchas personas que me brindaron su afecto sincero, a ellas mil disculpas. Ya habrá la oportunidad de contarles otras experiencias, tan igual de importantes, como las que he relatado en forma sucinta.

 

Amigo lector: Si quieres tener experiencias trascendentes, que llenen tu vida de emociones estéticas y gozos plenos, atrévete... y emprende con decisión, transitar por EL CAMINO DEL MUNDO DE LA CREACION LITERARIA.

 


*Por:

María Marleni Carranza Sandoval.


**Imagen de Portada: Difusión.

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