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Independientemente de cuales sean las características de tu hijo, sus capacidades intelectuales, virtudes o defectos, es necesario que el niño sea y se sienta valorado por sus padres. Sentirse valorado es ser respetado y percibir que los padres se preocupan activamente por satisfacer las necesidades.

 

Existen diferentes tipos de necesidades:

 

Biológicas: Incluyen el ser alimentado de acuerdo a la edad y la necesidad de un espacio físico que permita desenvolverse con seguridad, libertad y facilidad, además de sentir una parte de él como propia. También significa contar con un vestuario apropiado para la edad y el clima, que permita moverse cómodamente.

 


Afectivas: Significa que el niño debe sentirse querido por las personas que lo cuidan y percibir que él es una enorme fuente de orgullo y felicidad para sus padres. Percibirse como una carga o como una responsabilidad excesiva, supone sentirse no valorado.

 


De seguridad: Los niños requieren de un ambiente relativamente estable y de una rutina predecible. El cambiarse continuamente de casa o que cambien las personas que lo cuidan genera en los pequeños una sensación de inestabilidad y de pérdida afectiva. Pérdida que puede atentar contra el sentimiento de propio valor. Muchos niños creen que, si alguien los deja, es porque no son lo suficientemente valiosos, les cuesta entender las razones objetivas por el egocentrismo propio del preescolar.

 


De compartir: Todas las personas necesitan estar acompañadas, pero cuando son pequeños esta necesidad es imperiosa. Los sentimientos de soledad son equivalentes a ser poco querido o valorado. La compañía de adultos o de niños es como un escudo protector que lo hace sentir muy seguro de sí mismo.

 


De recreación: Los niños necesitan jugar para sentirse valorados, ya que el juego es una de las actividades más serias de sus vidas y requiere ser respetada y tomada en cuenta como un derecho. Ver jugar a un niño es fascinante por el nivel de compromiso emocional que muestra.

 


De pertenencia: El niño necesita sentir que tiene a quién recurrir cuando está triste, cansado o simplemente cuando requiere algo. Es importante que sienta que tiene un espacio donde acurrucarse y donde va a encontrar apoyo incondicional. Recuerda que sólo se protege lo que se valora. Si el niño se siente abandonado o insuficientemente protegido, se sentirá poco valorado y, como es pequeño, pensará que es poco valioso. La desprotección provoca una sensación de soledad que posiblemente lo acompañe el resto de su existencia.

 


Sociales: Es necesario que el niño sienta que forma parte de un grupo, esto se refiere a la familia, Jardín o vecindario. Cuando está integrado se siente valioso; en cambio, cuando por alguna razón se siente excluido, se pone muy raro o rabioso. Sentir que el medio tiene actitudes rechazantes, puede ser una marca que quede para toda la vida y genere una sensación de marginalidad que es peligrosa. Es necesario que los pequeños tengan la oportunidad de tener contactos con niños de su misma edad, que sientan que poseen amigos. Los amigos tienen muchas funciones importantes para la vida emocional y para la valoración de sí mismo.

 


 

*Por Neva Milicic.

**Extraído de “Guía para Padres”, Número # 22. Revista Mi Primer Icarito.

*Fotografías: Cortesía de Shirley Alcántara.

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