Hablar de fotografía es
hablar de arte. Pues requiere tener talento, tener buen ojo para
ver la imagen antes de capturarla, con un disparo y un flash.
Una buena cámara
potenciará a un(a) buen(a) fotógrafo(a), como también; un(a) buen(a) fotógrafo(a)
sacará lo mejor del más modesto de los equipos fotográficos. La técnica se
aprende y será la práctica la que logre la experticia.
En la ciudad de Trujillo, si se piensa en un reportero gráfico representativo, en esa breve lista estará presente don Américo. Él vivió y sobrevivió a los tiempos y sus cambios en el periodismo gráfico. Se adaptó a la evolución de la fotografía, así como a la interacción con las tecnologías.
Mencionar el nombre de Pedro Américo Barriga Rodríguez, es sinónimo de pericia y experiencia.
Con sus respetables 74 años; desde pequeño se sintió seducido
por los encantos de la fotografía, trabajó 50 años como reportero gráfico en
los medios de comunicación de prensa escrita La Industria y Satélite; y en
estos recientes años ha incursionado en otra de las bellas artes, como lo es la pintura.
Y con la certeza del
que sabe que siempre habrá cambios; él los asume y los espera serenamente para
ser también parte de ellos. Con el crecimiento y la sabiduría que se desarrolla
con los años; este fotógrafo trujillano continúa explorando el mundo de las
artes visuales; fotografiando la vida, representándola con trazos y colores y
agregándole lo que él llama conciencia.
Teniendo como fondo
musical melodías de Chopin, Tchaikovsky y Mendelssohn, don Américo, gentilmente
recibió y conversó con Revista Arquetipo; narrando con elocuencia su
historia, la cual siempre estuvo vinculada con la fotografía…
RA:
¿Cuántos años dedicándose a la fotografía?
Toda una vida.
Que te puedo decir… inicié desde la Primaria…
En la casa de la ciudad
del Cusco donde vivía, había una cámara fotográfica, tipo caja con 3 lentes;
uno para medir, otro para ubicarse y otro para tomar la foto. Y allí empecé a
experimentar. Eso sería a los 5; 6 años.
Luego llegué a Trujillo, porque mi mamá era de La Libertad. Ella es otuzcana y nos trajo para acá.
Fui a estudiar primaria al colegio Uceda Meza, que en ese
entonces se ubicaba en la primera cuadra de Pizarro, ahora está en la
urbanización Monserrate.
En la promoción
de la escuela, mi profesor que estaba haciendo su Tesis, un día preguntó:
“¿Quién sabe tomar fotografías?". Yo me animaba y desanimaba, y levanté la mano.
El profesor me dijo
“ven párate acá, necesito esto para ilustrar, porque estoy haciendo mi Tesis y
quiero que salga bien”. Se ubicó y me dijo “de acá quiero que me tomes una
foto”.
Bueno yo vi que de ahí
no llenaba todo y le dije “pero profesor de acá…” y él me dijo “No, de donde
te he dicho”. Tenía que hacerle caso al profesor y tomé la foto como él
quiso. Después me dijo, “haber toma la foto de donde tú quieres”. De donde yo
sugería, arraigaba todo el campo, tenía espacio, incluso ubicación de lo que se
estaba haciendo. Pasaron unos días y seguía tomando fotos.
Me decía “”Barriga, venga,
era un día sábado recuerdo, mañana domingo quiero que me tomes unas fotos. Yo
me sorprendí, y me dijo: “Sí, has tomado buenas fotos, y me gustaría que fueras
a tomar las fotos. Yo te voy a pagar todo, tus pasajes, todo… Primero tienes
que tomar acá en Trujillo, luego irte a Moche y de ahí a Salaverry. Toma todo
lo que tú creas, pero lo importante es que tomes a las iglesias. De
acá, la Catedral, la iglesia San Agustín; la iglesia de Moche, la iglesia de
Salaverry; y si ves algo que te llama la atención, tomas fotografías.
Era una cámara Agfa
pero con fuelle. Yo la conocía porque mi tío trabajaba con una cámara similar.
Esa cámara solo tomaba 8 fotos nada más, era de película grande y había que
revelar y todo eso…
Así que me fui, pero
primero le pedí ayuda a mi tío; le dije que yo tomé las fotos que me pidió el
profesor, pero no sabía medir la luz, la distancia… Él me dijo “ven colorado;
mira este es para ver el metraje, esto para medir la luz. Ahora, el resto lo
pones tú, tu capacidad”.
Así que me fui y tomé
todo lo que dijo el profesor y además tomé fotografías en Moche a las mocheras que vendían leche en su
burrito; eso ahora ya no hay.
Tomaba 2 fotos
máximo, porque solo me dio 2 rollos y cada uno era de 8 vistas… Así que también
me fui a Salaverry e hice lo mismo, tomé a la iglesia, y veía como los
salaverrinos traían sus pescados en las manos, ellos con sus trajes típicos de
la zona, y les tomé una foto. Me decían "oye porque me estás tomando foto, te
voy a cobrar ah!". Yo respondía “es para un trabajo”. “Ah ya”, decían, “tómame
más fotos”, entonces les decía, “pero caminen…”.
Al día siguiente, a mi
tío que trabajaba en Foto Estudio Páramo, que era el mejor en ese entonces, le mencioné
que también tenía que revelarlas, y él se encargaría de eso.
Cuando fui al colegio,
el profesor me preguntó por las fotos y le conté que mi tío fue a revelarlas.
Cuando regresé a casa, mi tío me dijo, “¿Y las fotos? ¡Qué has hecho colorado!
No has tomado nada”.
Uff. Toda esa ilusión que yo tenía se me vino al suelo. Ya no podía comer, estaba todo desganado.
Y mi tío me dice: “pero lo puedo arreglar ah”.
Yo le respondí “¡qué, lo puede arreglar!”.
“Sí, pero te va a costar tu carne” dijo.
“Tome”, le dije, “pero arréglelo”. Le di la carne de mi plato que me había servido mi abuela y se la comió.
Luego me dijo, “mira colorado, tus fotos han salido bonitas. Te felicito”.
Oh, se me vino el alma de
nuevo.
Y al profesor también
le encantaron todas las fotos que había tomado.
RA:
Y ¿Cómo se inició en la fotografía periodística o lo que se llama reportero
gráfico?
Terminanda la primaria,
mi abuelo me dice vamos a Chimbote para que aprendas a ser comerciante, vender
madera, cosas así; pero yo quería seguir estudiando. Aunque mi abuelo me decía que del estudio no iba a
vivir. Le hice caso y fui a Chimbote,
trabajaba en el negocio, pero a mi insistencia, estudié en el colegio por las
noches.
Pero la vida de comerciante no me gustaba para nada, entonces mi abuelo me veía triste, se dio cuenta que no me gustaba el negocio. Conversamos y llamó a mi tío para que me acompañara al paradero y embarcarme a Trujillo.
Y en el trayecto de Villa María, donde yo estaba, a Chimbote, mi tío me dice: “oye Américo ¿no quieres trabajar conmigo?”.
“¿En la fotografía?” le pregunté.
“Claro” me dijo, “en la fotografía”.
Y al otro día ya estaba tomando
fotos en la plazuela 28 de julio de Chimbote. Tendría unos 17 ó 18 años.
Nos fue muy bien. Comenzamos
a crecer económicamente. Antes no había fotos a color, mi tío las pintaba con
acuarela y las vendía. En las noches, los pescadores ya me conocían. Tomaba fotos
y me iba de volada a un cuarto donde vivíamos y teníamos un laboratorio en el que revelábamos las fotos, luego regresaba y me
compraban todas las fotografías…
Antes tomábamos fotos, y de un flash salía una bombilla… así era en esa época. Pudimos renovar los equipos,
los flashes. Estaba todo bien, hasta que descubrí que mi tío no había estado
enviando dinero a mi familia como me lo había hecho creer; entonces tomé la decisión
de regresar a Trujillo.
Esa es la historia de
cómo me inicié como fotógrafo.
Estando de regreso en
Trujillo, tomaba fotos en eventos sociales, matrimonios, cumpleaños, todo tipo
de actividades para las que era solicitado.
Y sucedió que un amigo
que vivía por mi barrio, trabajaba en canal 6, y ahí trabajaba un fotógrafo,
pero por cosas del destino necesitaron un fotógrafo y mi amigo les habló de mí;
me llamaron y fui. Estando ahí, mi amigo me dijo “y por qué no ofreces tus
fotos en el diario La Industria”, me animé, fui y me quedé hasta hace 4 años.
RA:
¿Cuánto tiempo trabajó en el diario La industria y Satélite?
50 años. Desde los 19 años hasta los 70. Me retiré en el 2018.
RA: ¿Qué le ha dado la fotografía?
Todo; mi familia, mi
esposa, hijos, mi casa, amigos, viajes, satisfacciones…
RA:
Y ¿Ha pasado por momentos difíciles al dedicarse a la fotografía?
Sí,
también. Recuerdo que en el 80 cuando por las lluvias se desbordó la quebrada
León, un grupo de fotógrafos fuimos en una avioneta para tomar fotos desde el
aire. Y resulta que las llantas de aterrizaje de la avioneta no bajaban; fue un
momento de tensión. Yo igual tomé fotos como para que quede una evidencia… La
avioneta ya iba a aterrizar en el agua, pero al final sí llegaron a bajar las llantas
de aterrizaje. De ahí que bajamos, dijeron para volver a volar y me volví a
subir. Si no me mató en la primera, difícil en la segunda…
RA:
¿Cómo fue su experiencia con los cambios y la evolución en la fotografía?
La vida siempre está
cambiando, han habido cambios y seguirán habiendo más cambios; y yo me adapto a
ellos. Siempre estoy aprendiendo, innovando, actualizándome. Aprendía el manejo
de los nuevos formatos, de los nuevos equipos y las técnicas…
RA:
¿La fotografía es un arte?
Por supuesto. Porque
todo está en uno, en tener conciencia para desarrollar ese arte.
RA:
¿Qué cámara utilizó en su trabajó?
Primero trabajé con
Kodak, luego Pentax y Nikon.
RA:
Pero ¿Con cuál cámara le gusta trabajar más?
Prefiero las cámaras
Nikon. La Canon también es muy buena, pero Nikon es más fuerte, se puede golpear
y no le pasa nada. Es la mejor para el trabajo.
Pero con cámaras más
sencillas también se pueden tomar buenas fotos, depende del fotógrafo. Igualmente,
ahora con los celulares, además tienes aplicaciones para mejorarlas. (Y nos muestra
su celular con algunas de sus últimas capturas fotográficas).
RA:
El tomar fotografías, ¿le permite ver la vida desde otra perspectiva?
Desde luego, abre un
mundo nuevo por conocer. Te hace pensar, ver con una nueva perspectiva todos
los temas de la vida.
RA:
Con toda una vida dedicada a la fotografía. ¿Cómo conceptualizaría la
fotografía?
Es un arte que tiene
sus diferentes técnicas para obtener la imagen… pero diría que el arte de fotografiar es único porque
el fotógrafo pone lo suyo para transmitir lo que desea transmitir con su
fotografía.
RA:
Y usted sigue dedicándose a la fotografía…
Por supuesto y también
estoy pintando. Tomo fotografías y a partir de ellas empiezo a pintar. [Se
observan algunos bastidores con sus trabajos y en el caballete, un lienzo en
proceso que está cubierto].
RA:
¿Desde cuándo se dedica a pintar?
En estos últimos años.
Desde que salí del periódico.
Don Américo Barriga Rodríguez, junto al lienzo que está pintando. |
RA:
¿Estudió pintura o es autodidacta?
Yo solo voy
practicando. Hace años fui a Bellas Artes para aprender a pintar, pero primero querían
enseñarme a dibujar; sin embargo, yo solo deseaba pintar; así que me fui y ya
no regresé.
RA:
¿Qué le gusta pintar?
En este momento paisajes y el ballet.
RA:
Dígame ¿Qué es lo mejor y lo peor que ha fotografiado?
Lo mejor el ballet. Me
agrada mucho. También el fotografiar al Papa. Y lo peor que he fotografiado son
los crímenes.
RA: ¿A
qué personajes recuerda haber fotografiado?
A muchos. El Papa Juan
Pablo, el Papa Francisco, Julio Ramón Ribeyro, Alfredo Bryce Echenique, Mario
Vargas Llosa… y a representantes, autoridades y presidentes del Perú.
RA:
¿Alguna anécdota que le haya sucedido en sus años dedicándose a la fotografía?
Muchas… Una fue cuando
vino el Papa Juan Pablo II. Pude fotografiarlo muy de cerca cuando hubo la
actividad en el óvalo Papal. Me había camuflado con su comitiva, y como era
colorado parecía un italiano más. Hasta que mis colegas reclamaron el por qué
yo estaba tan bien ubicado, entonces se dieron cuenta y me bajaron. Aunque ya
había tomado buenas fotos.
RA:
¿Qué criterios debe tener en cuenta un reportero gráfico?
En primer lugar hay que
ser un comunicador ético en esta noble profesión.
Segundo, ser original,
creativo, curioso. Todos van a tomar fotografías, entonces hay que salir del
esquema y dar un producto novedoso, fuera de lo común.
Tercero, tener la
mirada puesta en la calle, tener ojo periodístico.
RA:
¿Qué sugerencia daría para quienes quieren dedicarse a la fotografía?
Que sean conscientes.
Que se dediquen a lo que desean y que lo hagan con mucha dedicación. El
fotógrafo debe tener “buen ojo”, además poner de sí para poder transmitir y por
supuesto, debe actuar con respeto.
RA: ¿Cómo quiere ser recordado
cuando ya no esté físicamente?
Como un hombre que tuvo
conciencia, que vivió sin temor, bendiciendo la vida, las personas, los
momentos…
******
Después de darnos
algunos consejos de vida y fotográficos, de mostrarnos sus pinturas, sus
plantas y su buena actitud frente a la vida; y superado el titubeo de tomarle
fotografías a un experto en ellas; Revista Arquetipo tuvo que retirarse con la admiración
y la satisfacción de haber entrevistado a un reportero gráfico representativo
de la ciudad de Trujillo; que vivió y vive colmado del arte.
*Entrevista
por Leslie Paz.
**Fotografías
de Américo Barriga y RA.
***Imagen:
Difusión
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