“Vuestros hijos no son hijos vuestros. Son hijos e hijas de la vida, deseosa de si misma. Vienen a través vuestro pero no vienen de vosotros. Y, aunque están con vosotros, no os pertenecen. Podéis darles vuestro amor, pero no vuestros pensamientos. Porque ellos tienen sus propios pensamientos. Podéis albergar sus cuerpos, pero no sus almas...”
Kahlil Gibran.
Todos los 20 de noviembre, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) que es la organización internacional encargada de proteger los derechos de la infancia, promueve la realización de actividades para que se recuerden los Derechos de Niño y Niña y se trabaje por su bienestar y buen desarrollo.
En 1959 se promulgó la Declaración de los Derechos del Niño y un 20 de noviembre de 1989, fue aprobada la Convención sobre los Derechos del Niño. Siendo ésta suscrita por todos los países del mundo. Es por este motivo que se rememora en esta fecha. Aunque la Convención de los Derechos del niño y niña se firmó en 1989, entró en vigor el 02 de septiembre de 1990 por lo tanto este año 2020 se cumplen 30 años. Fuente: OACDH (Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos).
Considerando que la niñez es una etapa de alta vulnerabilidad, se exhorta a todos los involucrados con niños y niñas, a respetar, promover y velar por el cumplimiento de 10 Derechos Universales de todo Niño y Niña.
Estos son los Diez Derechos, en versión del ingenioso y talentoso caricaturista argentino Joaquín Salvador Lavado Tejón, más conocido como Quino. Cortesía de Unicef.org
En la actualidad vivimos azotados por la pandemia del Covid-19. Al igual que las personas llamadas adulto mayor, los niños están viviendo confinados en sus domicilios. Creciendo y viviendo en una realidad nunca antes vista, menos imaginada. Pero es imperiosa su protección.
Enseñémosles sus derechos, guiémoslos para que crezcan sanamente. Salud física y mental deben ir paralelas. Nadie recibe preparación para ser padre, pero que el amor, la razón, la ética y sabiduría sean las luces que alumbren el sendero del difícil camino de la paternidad.
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