Bailarina, coreógrafa, maestra,
directora y gestora del ballet… Sin duda, Stella
Puga es un ícono del ballet en la ciudad de Trujillo y en el Perú.
Fundó la “Compañía de Ballet Municipal de Trujillo”,
fue gestora del evento nacional que marcó un hito, esto fue el Primer “Festival Internacional de Ballet de Trujillo”
y organizó por 25 años los siguientes, hasta el último en el 2018, la XV edición del FIB.
Existe una frase coloquial “Cualquier persona puede hacerlo”, y es muy cierta; sin embargo, lo recurrente es que nadie haga lo que puede y debe hacer. Asimismo, y por fortuna, aparecen personas admirables que realizan más de lo pensado. Y es Stella Puga Mendoza, una mujer extraordinaria, quien tuvo el carácter, la entrega, la convicción, decisión, pasión y amor, para trabajar en bien de este arte llamado ballet, y obsequiarnos eventos memorables, con invitados nacionales e internacionales que enriquecieron la performance del ballet trujillano y peruano.
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Foto: Cortesía de la AFIB |
Revista
Arquetipo tuvo el honor de conversar
con tan emblemático personaje del ballet, actualmente con 82 años de edad;
conservando esa energía y presencia con la que cautivó a sus pupilos, colegas, público
espectador y con la que inspira respeto y admiración por tanto talento, tanta
entrega, tanto amor al arte.
Actualmente, disfruta y
cosecha por todo lo que entregó al ballet, a su ciudad y país; vive disfrutando del amor. Amor de su esposo,
familia y de quienes siguen admirándola y teniéndola presente por todos sus
aportes en bien de la cultura.
Tocando piano,
escuchando audio-libros, valorando y deleitándose con espectáculos de calidad
artística porque como mencionó en algún momento de la conversación, “En la vida
siempre tiene que haber arte”.
Stella Puga amablemente
nos recibe, con la buena disposición de contar su historia pletórica de arte.
Éstas son sus memorias…
RA:
Usted ha tenido una gran trayectoria. Le han hecho esta pregunta más de una
vez, pero no se le puede dejar de preguntar ¿Qué es el ballet para usted?
Mi vida. Es lo que
entregué. Es lo que me dio vida. En mi vida personal. Mi vida interior, me
refiero. Porque soy casada, tuve 3 hijos que también son mi vida; pero es otro
tipo. El ballet es mi vida. Es lo que te da vida a ti, no a otra persona. Es
algo personal.
Yo iba a ser pianista.
Empecé a los 4 años. Mi mamá me sentó al piano. De ahí, fuimos a vivir a México.
Estudié en el Conservatorio Nacional de México. He tocado con la Orquesta
Juvenil. Como estudiante, fui destacada en el piano.
Luego llegamos
nuevamente al Perú, y una vez que estaba acá en Perú se nos ocurrió, para tener
algo de arte, porque llegué y no tenía nada. No había Conservatorio. No nos ubicábamos.
Mi hermana y yo, somos 2 mujeres y 4 hombres; fuimos las dos, a lo que en Lima
es la AAA, “Asociación de Artistas Aficionados” y ahí daban clases de ballet y
nos metimos las dos. Y fui creciendo y después de un largo proceso, llegó la decisión:
o ser bailarina o ser pianista, porque llega un momento en que no puedes hacer las
dos cosas. Al principio sí se puede hacer, pero después llega un momento en que
tienes que decidirte, porque son horas de horas de ensayos y trabajo. Y decidí
ser bailarina. Entonces, el baile es mi vida.
RA:
¿A qué edad fue eso?
Era adolescente. Tenía
16 años. Pero yo había hecho ballet en México. En el Conservatorio teníamos
clases de música y había clases de ballet también. No era exenta de trabajos
físicos. Era muy buena. Era muy buena, pero no me interesaba… Por eso, al hacer
ballet acá, como yo ya había estudiado ballet, destacamos rápidamente, pero a mi
hermana no le gustó el sacrificio que significaba el ballet, las clases eran
muy fuertes.
RA:
Mucha disciplina…
Sí. Las clases son muy
fuertes. Muchas horas, luego son diarios, luego vienen los ensayos, luego tienes
que ir mañana y tarde, luego no hay domingos, luego venía temporada de los días
lunes. Es exigencia.
RA:
¿Qué satisfacciones le ha brindado el ballet?
Bueno, si vamos a
pensar en satisfacciones, sería en primer lugar; abrir una Escuela acá en
Trujillo. Bailé una temporada con mi hermano que también era bailarín. Vino de
Chile e hicimos una función. Hicimos una función y los padres de familia que me
vieron, averiguaron mi dirección y se me acercaron para que les dé clases a sus
hijos. Esa fue mi primera satisfacción, que me buscaran para que les dé clases
a algunas criaturas. Eso fue en el año 1966. Yo me casé el 65 y el 66 vine acá.
De ahí, en el 67,
invertimos en nuestra casa propia. Al costado de la casa había un terreno. Yo convencí
a mi esposo para que comprara el terreno de a lado, porque ahí iba a hacer la
Escuela. Ese era mi proyecto, y lo hicimos así. La Escuela comenzó con un
saloncito, un baño, su vestidor y nada más. Yo sola inscribía, cobraba, daba
clases, todo… Y poco a poco se fue desarrollando hasta que esa escuela se
convirtió en un edificio de 3 pisos.
Con mi hermano
bailábamos juntos y luego él se fue y yo hice el “Ballet de Cámara”. El Ballet de Cámara quiere decir que es un
Ballet pequeño de pocos integrantes, porque una Compañía es de más
integrantes…. Y acá no era una Compañía de Ballet…
Y con los mismos
alumnos que preparaba, hacía coreografías; porque también soy coreógrafa.
Coreografías en las que ellos intervenían en las partes fáciles y yo era la solista.
Y así se fue desarrollando, hasta que, me vino la idea de hacer una Escuela para
niños con talento, pero que la Escuela sea gratis.
Empecé a luchar y
trabajar con los sucesivos alcaldes que me tocaron, hasta que hubo un alcalde
con el que empecé la Escuela.
RA:
Y ¿Qué alcalde fue el que apoyó?
Pepe
Murgia. Él fue alcalde 16 años y esos 16 años hice la Compañía de Ballet Municipal. Compañía,
es decir, con muchos bailarines.
Además, he tenido
suerte porque yo presentaba eventos y se presentaban espontáneamente
auspiciadores. Es decir, yo no iba a tocar las puertas y decir: por favor,
pueden ayudarme, no.
Tuve la suerte que, recuerdo
que el primero fue de lo que es ahora Laredo...
Entonces, este señor al terminar la función, se presentó y dijo que él quería
ayudar, qué cómo hacía y conversamos. Le dije que facturas yo no podía hacer
porque estaba como maestra Ad honorem. Pedía subvención al municipio y yo
trabajaba Ad honorem. Yo no podía darle factura pero si las boletas de lo que
gastaría de dinero. Por ejemplo, compraba vestuario y la de vestuario daba sus boleta. Eso podía
dar. Y así todo el mundo ayudó. Fue una cosa muy interesante.
Estuve 16 años en esto.
Creció mucho. El Ballet Municipal
fue muy, muy famoso. Era el que ponía digamos la batuta en Trujillo. Empecé a
hacer ballets completos, con historias. Hay ballets pequeños que son “Pas de
deux”, que son de dos personas, son piezas cortas. Pero también hay ballet que
son historias completas que tienen 2 actos y tienen un montón de bailarines, un
montón de vestuarios, telones, luces. Todo eso se fue haciendo con las
aportaciones de los “privados”. Creo que nos fue bien. Fue una buena idea.
RA:
Entonces, ¿la municipalidad en que apoyaba?
La municipalidad me dio
el local, que era enorme. Estaba en el segundo piso. Tenía un salón muy grande.
Le pusieron un piso de madera especial, flexible y pintada con pintura marina, camerinos
para hombres y mujeres, hicieron baños, colocaron ventanas. Porque eso estaba
abandonado…
RA:
¿En el Teatro Municipal?
Así es. En el Teatro
Municipal, en el segundo piso. Pero ahora está todo cambiado. Quisieron hacer
algo más grande y lamentablemente el salón ha quedado muy chiquito.
RA:
Antes los Festivales Internacionales de Ballet eran más seguidos…
El Festival se inicia
porque llega Alicia Alonso a Lima. Lo
de los Festivales es una historia muy bonita…
Yo no conocía a Alicia Alonso, y le dije a mi esposo para
ir a Lima. Ya tenía tres hijos, así que fuimos con los pequeños. En ese
entonces, nos hospedábamos en el Hotel Bolívar.
Nos fuimos allá y, fui
con mi cuñado. Él es el que me lleva. Es un poeta, Winston Orrillo. Entonces, me presenta con Alicia Alonso después que ella había terminado su conferencia de
prensa. Y yo la miraba realmente emocionada porque Alicia ha sido una figura que era extraordinaria. Tú la mirabas y
ella proyectaba, era un espíritu super, super desarrollado. Era un ser
excepcional.
Cuando, Alicia termina la conferencia, mi cuñado
le habla a Alicia y me presenta. Yo
tuve tanta emoción que se me caían las lágrimas. Entonces, Alicia me pasó el brazo y me dijo: “Vamos a hacer una cosa, mañana
tengo un coctel en la Embajada. Te va a llegar la invitación a ti y tu esposo”,
y así fue. Fuimos a la Embajada y ahí ni bien llegué se me acercó una persona y
me dijo: “Nosotros la vamos a llamar cuando Alicia
pueda recibirla porque ahora está con otras entrevistas”. Entonces estábamos en
el coctel conversando, hasta que nuevamente se me acercó y me dijo: “Por favor me
puede acompañar porque Alicia ya está
para recibirla”.
Entonces, fui donde estaba
Alicia y ella me interrogó. Qué por
qué quería hacer Festival. Yo quería hacer concurso primero, pero a Alicia no le gustaban los concursos.
Ella creía que no eran buenos los concursos. Entonces, yo le dije el por qué sí
eran buenos en Perú. Porque acá no había repertorio, la gente no conocía
repertorio, se conocía muy poco; y con el concurso iba a venir otra gente con
nuevas piezas y acá se iba a aprender, iban a venir otros maestros y todo eso.
Conversé de tal manera,
que, bueno, al comienzo la notaba a ella con actitud como que no iba a salir.
Al menos yo pensaba así. Y de repente, se puso de pie, me abrazó y me dijo que
me iba a ayudar en todo, sin ningún costo; y me iba a mandar bailarines,
maestros, coreógrafos, según se necesitara. Y así comenzó.
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Stella Puga y Alicia Alonso |
El concurso fue
primero. Concurso Nacional, se
hicieron dos. En esa época; apenas fue un éxito, quisieron hacerlo en Lima…
En ese entonces vivía
un señor muy famoso Pablo de Madalengoitia,
y él dijo que eso no se podía hacer en Lima. Que eso lo podía hacer una persona
como yo, pero que en Lima no lo iban a hacer. Porque Trujillo era pequeño y
entonces era fácil organizar todo, pero en Lima que era mucho más grande, no se
podía. Es decir, era una suerte que yo viviera en Trujillo y pudiéramos
comenzar el concurso.
Fueron dos Concursos nacionales
y el tercero fue internacional.
De ahí, me invitaron a
Cuba y vi el Festival Internacional de
Ballet de Cuba, y eso mismo quise hacer acá. Entonces los Festivales en
Cuba eran los años pares y los Festivales en Trujillo eran en los años impares.
Cada año par, me iba a
Cuba. Es decir, he ido un montón de veces. Más de 11 veces. Y cada año impar
hacíamos los Festivales acá. Así fue. Así empezaron los Festivales Internacionales de Ballet (FIB).
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I FIB -Recibimiento en el aeropuerto |
Esos festivales
tuvieron un auge increíble a tal punto, que en Trujillo ya no cabía la gente.
Se llenaban los hoteles. También me ocasionó algunos disgustos porque había algunos
bailarines, que eran primeros bailarines en EEUU, Europa, en Compañías grandes;
y lógicamente me increpaban que cómo había invitado a tanta gente. Pero yo no
había hecho eso. La gente venía y no había hoteles. Entonces, eso fue en los
Festivales Internacionales de Ballet, pero luego, felizmente, una vez que se
hizo con el cronograma, no hubo ya más problemas. Venían Maestros de jurados. Invitamos
a varios. Tuve mucho apoyo.
Quien me dio mucho
apoyo fue lo que era la Pilsen Trujillo,
ahora ya no existe como tal. Existe como Backus,
y la Backus me cerró las puertas. Un día llegó la Backus y me cerró las puertas. Como Pilsen Trujillo, ellos ya tenían un presupuesto destinado para
apoyar a los Festivales. Fue increíble. Todo lo que yo tenía que hacer, era
trabajar y hacerlo cada vez mejor.
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Foto: Cortesía AFIB |
Cuando se acaban los
festivales es porque me nombran “Directora
Nacional del Ballet” y “Directora
del Ballet Nacional”. Yo tenía que ir a Lima. Tenía mis 3 hijos, entonces,
mi esposo me dijo: “Creo que debes aceptar, si no aceptas, vas a estar con eso,
de que tú no aceptaste y podías haber hecho tal o cual cosa”. Era ir por un
año, dos y, me preocupaban mis hijos, pero él dijo que me apoyaría…
Lo cierto es que me fui
a Lima. Pero he llorado todas las noches. Es muy triste, no te puedes separar
de tus hijos. Fue un sacrificio muy grande.
Y en Lima, las cosas
son muy difíciles, muy difíciles. Por un lado estaba el salón de clase y por
otro lado el Ministerio de Cultura donde tenía que ir para realizar todo lo que
era de trámite y tenía que regresar otra vez para el salón de clases y otro lado
era donde yo vivía, en la casa de una tía que me quería mucho. Estuve un año y
medio más o menos y presenté la renuncia; que no me la quisieron aceptar, y
tuve que publicarla en el diario El
Comercio. Todos se preguntaban por qué renunció, pero no me importaba, yo
regresé acá a mi hogar.
RA:
Estar sin la familia era demasiado el sacrificio…
Sí. Sin embargo, no lo
dije. No quise mezclar las cosas porque además, en el tiempo que había estado,
todo lo que ellos prometían que iban a hacer, no lo hacían. Era un despelote.
No se daban las condiciones para hacer algo bueno para el ballet. Y ahí quedó
mi historia con el Ballet Nacional.
RA:
¿Y cuando vuelve a Trujillo?
Cuando vuelvo a
Trujillo, me encontré con que mi escuela no tenía alumnos. Estaba vacía porque yo
no estaba. Entonces tuve que empezar de nuevo la escuela, que ya tenía 3 pisos.
RA:
¿Cómo se llamaba la Escuela?
“Escuela Alicia Alonso”. Le puse Alicia Alonso después de que Alicia
me dio permiso. Porque antes era “Escuela
de Ballet y de Formación Artística”, porque yo daba, ballet, música, violín,
piano; había canto, pintura. Con diferentes profesores. Era bonito,
interesante. Pero cuando llegué ya no había nada y tuve que empezar nuevamente,
y se formó el “Ballet Municipal”,
inició como “Ballet Municipal” y de ahí ya fue Compañía.
RA:
Y otra vez volvieron los festivales…
Para los Festivales, pasó
que Pepe Murgia quería apoyar pero se
encontraba con la situación de que los regidores tenían otros intereses y ya no
querían dar dinero para el ballet; manifestando que se le daba mucho dinero al
ballet y querían que se hagan otras obras. Fue una pelea, pero Pepe Murgia ya no podía hacer más. En
eso, le ganan las elecciones. Entra César
Acuña y yo renuncio, porque la persona que mandan a que me entreviste me
pide factura por las cosas que eran mías y que yo había llevado a la Escuela
hace años. Entonces ese mismo día renuncié irrevocablemente. Luego no
encontraban director. Y el que me había tratado mal, me dijo que esa era mi
casa, que regresara. Pero ya no. Yo tengo mi dignidad. Y me retiré. Allí
termina mi historia con el Ballet
Municipal.
Después he ido a ayudar
a quien se encontraba a cargo y me pedía ayuda. Pero siempre sin figurar para
darle su espacio a la otra persona. Hasta ahí llegué con el ballet.
RA:
¿Qué año fue que asume Acuña como alcalde y usted deja el ballet?
En el 2012 me parece. Es
decir él entra antes [2007], pero después que yo renuncié, seguí apoyando en el
ballet, sin figurar, hasta el 2012. Y desde ahí ya estoy en mi casita.
RA:
Por eso desde el “Festival Internacional de Ballet de Trujillo”, en su edición
XIV que fue en el 2007, ya no hubo otro hasta la edición XV que fue en
noviembre del 2018. Después de 11 años del anterior. En ese Festival usted
también tuvo que ver…
Tenemos una asociación
que se llama “Asociación de Festivales Internacionales de Ballet” (AFIB). Y somos un grupo de amigas.
Entonces el XIV FIB lo hicimos con
estas amigas y cuando íbamos a hacer el XV
FIB, yo dije, es bueno que nos reunamos para ver qué problemas hemos
tenido. Y todas dijeron: “Yo no vuelvo a pedir dinero”. Es decir, no pedíamos
dinero; íbamos por ejemplo a Trujillo
Tours y se le pedía uno o dos pasajes, ese tipo de cosas.
Me di cuenta que nadie
iba a soportar hacer lo que yo hacía. Es duro. Es duro tener que gestionar y
financiar un Festival que es carísimo. Cuando tú sacas la cuenta, de cuánto se
necesita, es muchísimo…
Fue la suerte que en el
último Festival [XV edición (2018)]; el teatro de la UPAO [Teatro Víctor Raúl Lozano Ibáñez], me lo dieron gratis. Quisieron
que ahí fuese el Festival. Lo dieron con jefe de escena, luces… con todo. Eso
cuesta carísimo. Yo lo sé porque yo le he pagado. Y tuvimos suerte que frente a
la UPAO inauguraron 2 hoteles pequeños, los cuales los copamos con todos los
bailarines… Ese fue el último festival.
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XV FIB |
Luego nos reunimos con
mis amigas (AFIB) pero ellas
dijeron, que ellas ya no iban a pedir dinero, es decir, gestionar. Eran muchas
cosas, gestionar los vuelos; por ejemplo, había vuelos que llegaban en la
madrugada y había que gestionar un hotel en el aeropuerto para que los bailarines
estuvieran unas horas hasta su siguiente vuelo. Sabes lo que cuesta eso, había
que gestionar eso, y no me cobraban, sino es la gestión que hay que hacer.
Es bien difícil, bien
cargoso; los años pasan, y yo perdí una hija, y entonces, ya no. Hasta ahí no
más. La hija no la perdí a consecuencia del Festival, pero ya no tuve vigor,
digamos.
El tiempo fue pasando,
y ya, hasta ahí quedó. Esa es mi historia.
RA:
Entonces, ya no se realizarán más Festivales Internacionales de Ballet,
tendrían que hacerlo otras personas…
La AFIB existe, pero ya nadie quiere pedir, gestionar. No nos hemos
peleado, ahí quedó. Si no se gestiona no se obtiene nada. Así que ahí quedó.
RA:
Y actualmente la Compañía de Ballet Municipal…
La Compañía de Ballet Municipal, invitó a una maestra cubana que yo
traje, a Mercy Delgado y ella ha
dirigido el ballet y creo que hasta ahora esta dirigiendo...
Pero los diferentes alcaldes
que van asumiendo, no comprenden lo que es el ballet, lo que es el arte para la
ciudad. No les interesa y cada vez apoyan menos.
Quieren que un maestro
de ballet trabaje como si fuera un empleado de escritorio. No puede estar 7
horas enseñando. Nosotros teníamos otros horarios. Se comprendía al bailarín.
Yo por ejemplo, llegaba, daba la clase,
que era una hora y media, 15 minutos de descanso, comenzaban los ensayos, dirigía
el ensayo y tenía un maestro ensayador. Dirigía delante de él para que viera
todo. Y luego yo salía a descansar y él repasaba lo que yo había hecho. Y todos
ganaban igual, de acuerdo a su nivel, claro. Yo no ganaba, como ya mencioné
trabajaba Ad honorem los 16 años.
Pero cuando salí me
sentí bien, porque sentí un alivio y necesitaba estar más descansada en mi
casa. Necesitaba estar en mi casa.
Creo que si las
personas comprendieran que pedir no es tan fácil, agenciarse de los medios para
hacer algo, no es tan fácil. Tú tienes que hablar, hacer que esa persona te
crea, que crea que tu proyecto es bueno y que además no estás pidiendo plata,
estás pidiendo el servicio. Entonces, esa es la dificultad. Y ahora la
dificultad más grande es que yo ya no. Ya tomé la decisión hace tiempo.
RA:
En la actualidad ¿Cómo ve el ballet en Trujillo?
Lo veo muy mal, ha
decaído muchísimo. No tiene el nivel que tenía antes. No porque haya salido yo,
porque hay otro ballet, hay el ballet del Ministerio de Cultura, pero resulta
que nunca invitan a un maestro de afuera. No hay una renovación.
Es como si tú tuvieras
un equipo de fútbol y el director técnico del equipo es un futbolista, y luego
él se cansa o se va y de ahí es otro futbolista. Entonces no tiene renovación,
no se enriquecen. Y por eso veo que el ballet está mal.
Luego ha venido la pandemia,
y ellos han tenido que tener clases virtuales y las clases virtuales no son lo
mismo. El bailarín tiene que tener un espacio, tiene que tener un maestro que
le va diciendo las cosas. Por ejemplo, el maestro te dice “grand- battement”, a
90 grados, coloca la espalda bien, la cabeza a la derecha, te van diciendo las
cosas, aunque lo sepas, porque luego uno se distrae y coloca de otra forma.
Las clases de ballet
son muy bonitas. Me encantaba dar clase.
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Pintura de Vicente Romero |
RA:
Entonces, ¿Qué cree que se debería hacer al respecto?
Creo que el Ministerio
de Cultura, que está con un director creo, porque se está cambiando de director
muy rápidamente; creo que debería solicitar un Maestro de afuera como lo tiene
el “Ballet Nacional” de Lima.
Como por ejemplo,
estaba Jimmy Gamonet y falleció por
el Covid. Es una pena. Era un muchacho joven y con un talento increíble. Hacía
obras como “Romeo y Julieta”, maravillosas. Lo que más me impresionó, fue que él
se despidió la última vez que lo vi. Se sintió que era una despedida. Me dijo que
me admiraba y le respondí: Yo te admiro
a ti, tú eres un talento y estudias las obras, lees libros antes de hacer las
obras. Y me dijo: ”Yo te admiro porque tú le has dado a Trujillo lo que nadie le
ha dado”. Sentí que fue algo premonitorio… También se despidió de mi esposo, se
dijeron cosas muy lindas. Esa fue la última vez que lo vimos. De ahí regresamos
a Trujillo. Luego vino la pandemia, y un día me avisan que él estaba con covid
y que le había dado fuerte. Recé por él todos los días. Sé que hicieron todo lo
posible para que se salvara. Pero un día, se fue. Y el Ballet de Lima se quedó sin un talento como Jimmy Gamonet.
Estamos pasando por una
etapa muy mala. Ahora han designado a una joven que era del mismo ballet, que
es muy talentosa, es una buena bailarina, pero no tiene experiencia. Están cometiendo
el mismo error que acá en Trujillo.
Las personas que llegan
a dirigir un ballet, tienen de haber dado, por lo menos, 5 años de clases en
una Compañía, no a niños, sino en una Compañía, y dirigir elencos para poder
desenvolverse ante en un elenco grande y prepararlos. Así que hoy estamos mal.
En general, yo pienso
que el ballet no está pasando por un buen momento en el Perú. Además, el covid,
y no se ha traído maestros de afuera para enriquecer el ballet.
Aunque en Lima reciben
cada año un coreógrafo por la Embajada norteamericana. Es un convenio que se
tiene. Entonces siquiera les llega un coreógrafo y hacen una coreografía
diferente, pero acá no. Acá no hay nada de eso.
En el instituto [ex INC-
Trujillo] hay una escuela hasta el momento que yo me he retirado. Hay buenos
profesores. Hasta ahí, puedo decir que está bien.
Pero la pandemia hizo
que en el ballet ya no se pudieran reunir, ni asistir a clases. No sé cómo será
ahora.
RA:
Y ahora ¿de quién depende?
Del Ministerio de
Cultura.
RA:
Dependerá del Ministerio de Cultura o de personas como usted. Usted no esperó
que el Ministerio de Cultura diera las pautas. Usted tuvo la visión, la
proyección y la capacidad de gestión para
hacer las cosas. Habría que tener nuevamente la suerte de que alguien lo haga…
Un alumno me dijo: “Maestra
por qué usted ha renunciado, y quién va a hacer las nuevas promociones de
bailarines, quién va a ser el semillero”. Y yo le dije: siempre que sale una
persona, llega otra. Tú no eres imprescindible. Es posible que pasen unos años,
porque yo no sé las cosas de la vida. Pero a veces no pasan muchos años y llega
alguien. Tengo fe en que eso va a ser así. Porque no es solamente una Stella Puga.
A mí me tocó vivir esa historia, pero estoy segura que van a haber otras
personas que van a hacer y mucho.
Y también, que lleguen nuevos alcaldes que les importe trabajar por la cultura de Trujillo.
Antes por
el Ballet Municipal íbamos a La Esperanza, al coliseo de La Esperanza.
Hemos bailado en El Porvenir, donde
hay un teatro. Yo quería que ese teatro de El Porvenir
lo rescaten. Porque tienen un teatro, pero no funciona ni lo mantienen como
tal. Y eso existe acá en Trujillo. Lo usan para otras cosas pero no para dar
clases de ballet…
RA:
Para bailar ballet ¿hay que tener ciertas características? ¿Cuáles serían las
condiciones físicas para practicar el ballet o solo es tener el deseo y actitud
para bailar ballet?
Hay que tener
determinadas condiciones:
En primer lugar, tienes
que tener el carácter, porque el ballet te hace sacrificarte. Pero no cuando
empiezas. Cuando se es criatura, de todas maneras tienes que tener la
disciplina, porque cada clase es un paso. No hablas en la clase. Cada clase
aprendes un paso diferente, y ese paso al día siguiente lo tienes que saber. No
porque lo hayas estudiado en tu casa, sino porque lo has aprendido en clase, y además
todos los nombres son en francés.
Las condiciones físicas son:
-Tener la abertura de
las piernas, que en el ballet se llama “En dehors”, es decir poder voltear las
piernas así [demostración]. Hay gente que no las puede voltear. Porque nosotros
las volteamos hasta el piso. Si tú te sientas en el suelo y puedes hacer esto;
en un niño; tiene condiciones.
-Si tiene el empeine
que lo puede bajar, es otra de la condiciones.
-Y otra cosa esencial
es que tengan balón. Balón es el salto. Tú saltas y haces esto [ejemplifica con
sus manos]. Rebotas como pelota sin que nadie te enseñe.
Es así como nosotros
vamos evaluando.
-Luego, cuello. Cuello
largo.
-Y presencia. La
presencia es que tú estás puesto, bien parado.
Esas son las
condiciones físicas. Además de eso, es la voluntad. Lo que ya viene después es
la disciplina, la voluntad, el deseo del estudiante de progresar.
Yo tengo estudiantes
que han estudiado toda la carrera. Hasta ya estaban en la Compañía y se han acercado a mí para decirme que ya no se van a
dedicar al ballet porque quieren hacer otra cosa. Dedicarse a otra cosa que
también han estudiado, por ejemplo, querían dedicarse a ser doctora, o abogada
o a la ingeniería alimentaria. Tengo varias personas que se han retirado. Que
han sido lo suficientemente maduras. Creo que el ballet te hace ser más
responsable, para pensar bien a qué se van a dedicar.
Personas que me dijeron
que dejarían la Compañía porque se
iban a dedicar a su carrera. Y hablaron conmigo. Lloraron cuando se
despidieron. Nos abrazamos. Porque así es. Uno hace una familiaridad, un cariño
que no es de abrazos y besos, es de trabajo.
RA:
Ha mencionado como ve a Trujillo respecto al ballet y ¿Cómo ve a Trujillo en el
ámbito cultural en sí? Trujillo fue considerada “La capital de la cultura”…
Lamentablemente no está
bien. Creo que el covid nos ha hecho alejarnos mucho de eso. Pienso que es eso.
Porque, hay el Museo del Juguete de
Gerardo Chávez, hay el Museo de Arte
Contemporáneo, también de Gerardo Chávez. Tenemos a un Gerardo Chávez que es un pintor magnífico, pero casi no viene
porque justamente tiene su taller en Lima, allá trabaja, pinta y viaja… Pienso
que Trujillo está de caída, que debe levantar en todos los sectores.
RA:
Nuevamente quién debe hacer algo ¿son las autoridades las que deben promover?
Si tú te pones a pensar
cómo ha destacado Trujillo en algún arte, no son las autoridades, son las
personas, las que salen. Y así pienso que va a salir gente.
RA:
Y esa gente es la que va a mover a las autoridades. Ellos van a gestionar,
promover…
Exacto. Es la persona
que tiene ese impulso, que busca, que piensa: qué voy hacer, cómo lo voy a
hacer, y empieza a mover.
RA:
Sería excelente que esas personas lleguen a ser autoridades…
No. Nunca se da. En el
caso de Pepe Murgia, él apoyaba porque tenía una combinación de amistad y
cultura. Pero no me dio porque éramos amigos sino porque él tenía interés en
esa cultura. Sin embargo, había otras personas que hacían todo lo contrario.
Serruchaban el piso.
Tiene que ser gente que
nace con ese talento de hacer cosas o que se siente motivada para hacerlo.
RA:
Dígame ¿Se siente satisfecha con sus gestiones y acciones realizadas en el
ámbito cultural? Tantas cosas que usted ha hecho.
Sí. Cuando me retiré
sentí que ya había llegado a buen término. No me sentí mal. No sentí que estaba
dejando algo de lado sino que ya había hecho lo que tenía que hacer. Yo ya di
vuelta a la página.
Entonces ahora leo o
mejor dicho escucho audiolibros, escucho música, estudio piano, veo películas y
tengo, [sonríe] un gran amor con mi esposo. Esa es una felicidad, estar viejos
y juntos. Le agradezco a Dios por eso. Cuando nosotros nos casamos, no pensamos
que era para toda la vida. Simplemente, nos casamos porque nos amábamos. Estuvimos
varios años de enamorados, y de novios. Diez años y luego nos casamos y ahora
tenemos, creo, 50 años de casados. Son cosas que no te las propones. Te llega.
RA:
¿Qué es la felicidad para Stella Puga? ¿Qué le hace feliz?
El amor. La salud.
RA:
¿Qué le indigna?
La deshonestidad. Que haya
tanto ladrón en el Perú. Que haya tanta corrupción. Eso me indigna. Realmente
enferma toda la corrupción que se ve aquí en nuestro país.
RA:
Y ¿Cuál cree usted que es la injusticia más grande?
Lo más injusto para mí,
es que haya tantos niños, tantos niños, que no puedan comer tres veces al día.
Tantos niños, que no puedan ser atendidos en un hospital. Me conmueve la falta
de atención a la niñez, a niños pobres.
Cuando era chica, yo
soñaba, y no tenía ni 8 años, yo soñaba que tenía una gran casa en donde había
niños. Niños que yo recogía. Ese era un sueño. Nunca lo pude hacer.
Para mí la mayor
injusticia es que no se atienda a la niñez. Y que los niños tengan que emigrar,
que es algo que se ve ahora. Eso no debería suceder. Las personas salen de su
país porque no pueden estar ahí. Salen caminando con sus niños. Eso no debería
pasar. Solo quieren trabajo para darles comida y educación a sus hijos; y eso
es algo fundamental.
Entonces la mayor
injusticia es que no se atienda a la niñez. Porque la niñez es el futuro de
nosotros, el futuro de la vida.
RA:
Lamentablemente tantas cosas tristes e injustas suceden. Y ¿A qué le teme?
¿A qué le temo?
RA:
¿Le teme a algo?
No. [Silencio]
RA:
Qué bueno. Y ¿Qué es lo que la entristece?
Es el abandono de la niñez.
Eso es lo que me entristece. También me entristecen hechos que suceden en el
mundo, como lo de Ucrania.
Me entristece mucho que
en esta época que ya no deberían haber guerras, Rusia invada Ucrania. Imaginar
que personas tengan que dejar su casa para tener que ir a un refugio, donde no
hay calefacción en un lugar tan frío y con todo lo que implica. Me entristece
mucho y me deprime también.
Pero por lo demás creo
que llevo una vida tranquila y feliz.
RA:
¿Qué es lo que más valora?
El amor.
RA:
Y el arte también...
Pero el amor es la
vida.
RA:
En su trayectoria en el ballet ¿qué acontecimiento o acontecimientos han sido
significativos, trascendentes para usted?
Mi encuentro con Alicia Alonso y el fallecimiento de
Alicia, hace poco. Fue tremendo para mí. Es fin a una era. He visto y he
conocido a una diva, a un ser que trascendía. A un espíritu, que tú te sentías
ante alguien fuera de serie. Y cuando él se va, sientes que se acabó una era.
Sin embargo, la obra de
Alicia sigue. El Ballet Nacional de Cuba
sigue. Ha dejado promociones de bailarines, las Compañías. La obra, el legado
sigue, pero me refiero a ella.
No era amiga de que nos escribíamos, no. Nos comunicábamos “a través de”, porque le tenía un gran respeto. Pero si algo más le agradezco a Alicia, es que una vez estaba mirando un ensayo y me dijo: “Stella, Perú, Perú ven” y me sentó a su lado a ver un ensayo en donde había solamente maestros, lo que se dice Maestros. Y yo no tenía que estar ahí, no estaba a ese nivel; y me sentaba ahí a su lado. Me sentí valorada, que veía en mí algo.
Y además, acá vino a dar
una conferencia, en el último festival que hicimos, un maestro que se llama Miguel Cabrera; y él dijo que cuando
Alicia regresó de Perú y llegó a Cuba dijo: “He conocido a una mujercita muy joven, menuda, delgadita, pero estoy
segura que tiene un gran carácter y que va a hacer muchas cosas; y le he prometido
ayudarla. Yo quiero que ustedes se acuerden de ella”. Eso es lindo.
RA:
¿Cómo quiere ser recordada cuando ya no esté físicamente?
¿Cuando ya no esté
físicamente? Como maestra, como la coreógrafa. Sobre todo como la maestra. He
sido la maestra de varias generaciones de ballet.
RA:
¿Qué le agradaría que sucediera, ahora, respecto al ballet? ¿Qué le gustaría
ver?
Poder ir al teatro y
ver una buena obra. Un montaje bien hecho. El montaje depende de que el
vestuario esté bien, que la coreografía esté puesta como debe ser, que las
luces sean las correctas, que los telones se cambien cuando se tiene que
cambiar. Es bien complicado ser director. Y hay gente que lo hace bastante
bien, pero como son compañeros; si una compañera que llega a ser directora, no
la respetan.
Eso tal vez algún día
se va a ver.
RA:
Ojalá se dé el espectáculo que usted desea ver. Como usted es una Maestra del
ballet, su nivel de expectativa es más alto, por eso siente decepción de cómo
está el ballet…
Claro. Porque al toque
vez como está mal todo. Y no puedes salir y decirlo, porque se valora que hayan
hecho su esfuerzo.
RA:
Y ¿Cuál es la música que le gusta?
La música clásica. Pero
dentro de los clásicos, Wolfgang Amadeus
Mozart es uno de mis preferidos, Ludwig
van Beethoven es otro. Shostakovich
me encanta. Hay un ballet precioso de él. Claude
Debussy, también. Tengo muchos músicos, conozco muchos músicos; porque
estudié música para ser pianista y entonces estudié todas las épocas de los
músicos.
RA:
Además el ballet es con música clásica…
El ballet sí. Pero el
ballet es música clásica creada en base a una trama que le dan al compositor.
Le dicen que va a pasar y el compositor compone de acuerdo a ello. Está sujeto
a un libreto. No es una adaptación, es una creación de un músico pero de
acuerdo a un argumento. Eso hace por ejemplo, Léo Delibes, Chopin y
también a Tchaikovsky.
Tchaikovsky
crea “El lago de los cisnes” en base
a una historia. Y la historia es linda: Es
el cumpleaños del príncipe y le regalan una bayoneta para cazar cisnes.
Entonces él se interna en el bosque y se encuentra con un cisne que se lamenta.
Él ve el lamento de ese cisne, que era una mujer. Y ahí se enamora de ella. De
ahí sale toda la historia. Esos cisnes están atrapados por un brujo… La
historia dura tres actos. Es muy linda…
*****
Sin dudarlo, toda una
Maestra, su trayectoria es un Doctorado. Cualquier reconocimiento es poco, para
esta mujer ícono del ballet, activista y gestora cultural, quien entregó su
vida a este bello arte.
Lo que realizó fue toda
una proeza, si se considera que estamos hablado de los años 70, cuando el
machismo era mucho más radical que en tiempos actuales. Sin embargo, con su
carácter y pasión fue una embanderada del arte manifestado en ballet.
La maestra Stella Puga
mencionó que nadie es imprescindible, cuando alguien se va, alguien llegará. Mas,
ella dejó la “valla alta”… Entonces, surgen interrogantes: ¿Quién tomará la
posta? ¿Trujillo tendrá la XVI Edición del FIB? ¿Quién honrará el legado de
Stella Puga? ¿Los nuevos alcaldes darán la importancia que se debe al ámbito
cultual, y en ello, al ballet?
Como la Maestra señaló, no se puede esperar a que las autoridades hagan lo que deben hacer y no hacen. Cualquier persona que tenga la capacidad, carácter y convicción de hacer algo para mejorar el movimiento cultural en la ciudad, puede y debe hacerlo. Trujillo puede volver a ser “Capital de la cultura”, el ballet trujillano puede volver a brillar y resplandecer como ya lo ha hecho.
Stella Puga colocó a Trujillo en un sitial privilegiado; en la palestra, y al nivel de los más grandes espectáculos de la danza del ballet, contribuyendo a su enriquecimiento y difusión, además promovió el desarrollo de nuevos y nuevas representantes de este arte. Elevó los estándares del ballet trujillano, acercó a la ciudadanía a este arte y dio renombre a la ciudad de Trujillo.
Stella Puga, “mujercita menuda, delgadita, pero con un gran carácter”; con todo el camino recorrido, con una gran trayectoria, con ese amor al arte; solo puede causar admiración, respeto, reconocimiento y gratitud por todo lo realizado.
El siguiente video, realizado por Taus Civile, condensa en imágenes el camino recorrido por la Maestra Stella Puga, en el arte de esta danza clásica.
Stella Puga; bailarina, coreógrafa, maestra, directora, gestora, ícono del ballet.
*Fotografías:
Cortesía de Stella Puga, Vitalia Gálvez y Difusión.
*Video
anexado: Taus Civile.
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