Full width home advertisement

Post Page Advertisement [Top]

 

La felicidad que se tiene en la infancia, constituye una reserva de buenos recuerdos sobre la que se cimienta la capacidad de disfrutar de la vida y de enfrentarla con una actitud positiva y optimista.

 

A los niños y niñas les encanta jugar y divertirse; tienen una enorme capacidad de asombrarse, facultad que la mayoría de los adultos va perdiendo por los problemas de la vida cotidiana, la sobrecarga de responsabilidades o los temores acerca del futuro, pero que los más sabios conservan, como el poeta Juvencio Valle que a los 97 años decía: “me despierto cada día con la sensación que voy a descubrir la vida”.

 

La pérdida de las dos características fundamentales de la infancia, como son la capacidad de jugar y de reír, debe hacer pensar que un niño o niña no está disfrutando de la vida como  debiera hacerlo a esa edad.

 

La niñez, y muy especialmente el período preescolar, es una etapa en que el niño o niña ve a sus padres disfrutar de la vida y se contagia de esta felicidad, por lo tanto, es bueno tomar conciencia de que se le puede enseñar al niño o la niña a disfrutar de la vida o por el contrario, a vivir la vida como una situación agobiante. Por ejemplo, puedes preparar con tu hijo o hija una ensalada porque tienes que hacerla, y vivirlo como una tarea sin entusiasmo, o puedes hacerla con alegría pidiendo ayuda al niño o niña, trabajando juntos en forma entretenida y creativa, comentando: “¡Qué rica nos está quedando!” o “¿qué bonito se ve!”.

 

Otra manera de enseñarle a disfrutar de la vida a los hijos, es promover el contacto con la naturaleza, por ejemplo, levantarnos temprano en la mañana para ver cómo sale el sol por la cordillera o para apreciar un paisaje, o bien admirar las flores y ver cómo están creciendo en el jardín.

 

La música es también un elemento fundamental y que ayuda a gozar de muy buenos momentos. Escuchar canciones y/o interpretarlas puede ser un espacio de enorme felicidad compartida.

 

Revisar los buenos momentos vividos permite revivir situaciones y de algún modo volver a experimentarlas. Esto que se puede hacer de memoria o a través de las fotos donde quedaron registradas esas buenas experiencias, ayuda a fijarlas en la memoria y enseña al niño o niña a valorizarlas permitiendo que se transformen en un recurso para tener una mejor calidad de vida.

 

Los niños y niñas disfrutan también enormemente el ser escuchados y valorizados en sus opiniones, frente a las actividades que realizan y frente a los acontecimientos familiares. Además de disfrutar el ser tomado en cuenta, el niño o niña aprenderá, cuando tiene la oportunidad de hablar, a ponerle palabras a sus juicios y a sus emociones, lo que es muy importante para una comunicación emocional efectiva.


Pero sin duda el elemento más central para disfrutar de la vida es la ternura que los padres y madres son capaces de entregar cada día, en cada una de las actividades que realizan con sus hijos e hijas. Desde el despertar en la mañana, a través de los juegos que realizan con las canciones que les cantan, hasta acostarlos amorosamente, le dará al niño o niña, la sensación que la vida vale la pena de ser vivida en plenitud.

 

Por ello, es necesario expresar con gestos y palabras la ternura que te produce estar y disfrutar con tu niño o niña. Pocas emociones hay que produzcan más sensación de bienestar psicológico que la ternura.

 

*Por Neva Milicic.             

**Tomado de “Guía para Padres”, Número # 41. Revista Mi Primer Icarito.

*Imagen de Portada: Cortesía de: es.dreamstime.com

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Bottom Ad [Post Page]