"Tus hijos, no son tus hijos. Son hijos de la vida, deseosa de si misma. No vienen de ti, sino a través de ti y aunque estén contigo, no te pertenecen..."
KHALIL GIBRAN.
Vino a través de nosotros, como vienen los hijos cuando son producto de la atracción y del impredecible amor.
Se unió a sus hermanos, abuelos, tíos y sobrinos, formando esa partícula de nación que es la familia. Y creció, como creció la familia, en la casa del mañana, iluminando su diario despertar con esa luz que da, la pasión por la lectura. Y creció, Enrique Vladimir, hasta convertirse en Chandreshekhar, nombre adoptado cuando recibió el bautizo Hindú, en uno de sus viajes a la India.
Ejerciendo como catedrático, Enrique, inicia el prólogo del libro Meditaciones Ontológicas, de Antenor Orrego, así: "La ontología, o el pensar sobre el ser, es una vía ya poca transitada por los filósofos actuales. Y no porque haya asuntos más gravitantes, hacia donde dirigir nuestro pensamiento, sino porque el hombre moderno parece haber sabido ahogar con esmero e impudicia, la inquietud por esa realidad última que los filósofos antiguos llamaron el ser...".
Sin embargo, pese a la advertencia poética de Gibran y Vallejo, nos pesa el dolor y nos hiere la fuerza de la costumbre por la partida física de nuestro hijo. Y es que no logramos hallar explicación que justifique el golpe frustrante contra un ser que supo enmarcarse, para hacer camino, en el camino que manda Dios. Cómo entender esta realidad, que trunca sus sueños y que impide la realización de su Ser.
Chandrashekhar encontró, un buen día, el mapa de la vida. Lo escudriñó con la ayuda de los libros que amó con ternura, y escogió la filosofía, en su camino de buscador espiritual. Siempre, en pos de la verdad del Ser. Creció con la luz y de tal manera, que su cuerpo ya no pudo resistir; y hoy nos puede ver, ya sin el estorbo de los ojos, desde su anhelada dimensión.
Febrero del 2019.
*Por Enrique Paz Esquerre.
**Fotografías de Chandrashekhar/ Enrique Paz Castillo.
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