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Revista Arquetipo

Juan Luis Díaz Núñez, docente, escritor e investigador sobre las partículas lingüísticas de las lenguas ancestrales de nuestra patria; nos ofrece producto de su espíritu investigador, el gran amor a su tierra y su innegable alma de maestro; las “fuentes para el estudio arqueolingüístico, etnohistórico y sociocultural del norte peruano”.


Ha publicado variedad de libros, además de investigaciones sobre la toponimia y la onomástica aborigen. Asimismo, tiene por publicar diversos trabajos de investigación de un gran valor lingüístico, histórico, geográfico, antropológico; que por un lado dan explicaciones sobre el significado y el valor que tuvieron y mantienen hasta la actualidad estas partículas lingüísticas; por otro, es fuente para nuevas y futuras investigaciones. Además, aclara, da sentido y corrige con argumentos lógicos algunas interpretaciones que se han validado, sin embargo, serían desacertadas.


Su libro “Las partículas lingüísticas, su preponderancia, significado, utilización e importancia en la onomástica aborigen del Perú” es el resultado de una exhaustiva investigación que le tomó algunos años de apasionado trabajo.


“Es difícil afirmar cual es la filiación lingüística de las diversas partículas usadas desde la antigüedad para denotar a los entes de diferente naturaleza; sin embargo, por el hecho de estar ligadas a raíces de distintas lenguas, se supone también que todos los idiomas ancestrales han aportado con las mismas y además que todas las culturas del pasado histórico de nuestra patria se han caracterizado por darles a dichas partículas propiedades denotativas.

Teniendo en cuenta el uso frecuente, el espacio y el tiempo de su generación y utilización, se puede afirmar que la gran mayoría de partículas terminales pertenecen a las lenguas: Aimara, Quechua, Mochica, Culli y quizá alguna o algunas otras”. (Pág. 32).


Revista Arquetipo conversó con Juan Luis Díaz Núñez, acerca de sus investigaciones, publicaciones y su anhelo por difundir los resultados de su investigación lingüística e histórica para dar a conocer un poco más de nuestro pasado ancestral;  y con ello, generar la valoración e incremento de la identidad cultural.




RA: ¿Qué lo motivó a realizar la investigación sobre las partículas lingüísticas y la toponimia aborigen?


Esto nace a raíz de una necesidad que tuve de seguir estudios pedagógicos. Yo soy matemático puro y trabajé en un colegio. Así que me exigieron que estudie pedagogía. Entonces me matriculé en la universidad Garcilaso de la Vega; y dentro de los estudios, un trabajo fue la recopilación de toda la terminología propia del lugar donde uno residía.


Así que en esa recopilación aparecieron nombre de los cerros, de los lugares; que no eran castellano, pero que al final tampoco eran quechua. El curso que llevaba era Quechua.


Entonces, en una primera oportunidad que tuve de indagar de qué se trataba; por un lado, aparecían raíces que eran de otras lenguas de origen. Como la Mochica, la Aymara, la lengua Culle de la zona de la sierra del norte peruano y algunos Quechuas. Pero la particularidad que encontré es que los topónimos del distrito de Cascas tenían una terminación semejante “den” o “ten” en cantidad. Entonces ese primer momento me sirvió para ver de qué se trataba; esas partículas que en realidad son características a todas y tienen el mismo significado.


Recordé a mi maestro de inglés que enseñaba por ejemplo:


-England = Inglaterra. Que era la unión de eagle = águila y land =territorio. O territorio de águilas.

-Islandia = Iceland. Que era ice = hielo y land = territorio. O territorio de hielo.


Entonces usando esa analogía traté de comprender y comencé a interpretar los lugares. No el significado de los lugares. Ubicarles la raíz y el terminal.


Luego se me ocurrió hacer un trabajo considerando que al otro lado de Cascas hay lugares que terminan en “day”.


Posteriormente tuve la idea de hacer un trabajo matemático. Bajé toda la terminología, los topónimos de los lugares del Perú que tenían terminales agudas, es decir eran palabras agudas. Eso fue lo primero. Entonces hice una recopilación de los distritos, provincias y departamentos de todo el Perú. Junté los términos y los fui organizando por terminales; y me aparecieron cantidad de terminales, topónimos en cantidad. Extraje los de mayor significancia matemática, en mayor incidencia. Hice el trabajo.


Luego comencé asociar con distintas provincias y encontré Regiones Toponomásticas, como lo llamo yo, un resultado de la matemática aplicada; porque era un trabajo estadístico. Así que descubrí la toponomástica “pe” de terminal “pe”. Toda la costa, viene desde Chincha hasta Amotape, cerca de Ecuador. Toda la costa, con unos ingresos por los valles hacia la sierra y hacia la selva; la toponomástica “pe”.


Después, encontré otra longitudinal desde el Callejón de Huaylas hasta Huancabamba en la sierra, partículas que terminan en “gon”. La partícula “gon” salió ahí. Y luego las transversales, las más grandes fueron la “den” que va desde Lambayeque hasta  Pacaten. Se va de río La Leche, Chicama y se va hasta la selva, hasta Pacaten y va al sur, así transversal. Y dentro de ellas unos grupos unas siglas, las topolingüisticas le llamo.


Entonces organizo ese primer trabajo que todavía no está publicado, está inédito.


Luego un arqueólogo y antropólogo me sugirió: ahora tradúcelo. Y comencé a traducir.


Entonces he hecho la toponimia ahora. La toponomástica la tomo como regiones, como cuestiones geográficas que los relaciono con los reinos regionales históricos. Reinos Chimú, reino  Mushik, reino Lambayeque, etcétera. Y hay una coincidencia enorme. Entonces es una aplicación hacia la historia, la etnohistoria, la arqueología y todo se puede aplicar ahí.


Ese es el desemboque primero. Luego una vez que manejo eso, comienzo a traducir la toponimia de mi distrito y le encuentro significado a todos los lugares, pero ya no con terminales comunes sino hay terminales individuales. Hay terminales que tiene dos lugares no más y otros tiene más. Se llaman las islas lingüísticas dentro de los grupos grandes.


Y aprendo a descubrir cantidad de cosas, por ejemplo la terminología. Las partículas finales la diferencian y se convierten en partículas locativas que ubican espacios. No obstante, que el significado no es el mismo. Por ejemplo, Huaraz, era Huarash, sino que lo han cambiado por la “Z”. Pero en la costa está Huaral, Huarmey, Huaranchal. El terminal los ubica en otro sitio, sin embargo, el significado es el mismo.


Al trabajar eso, descubro que a veces las raíces con la cual se le ha dado significado a ese nombre, no es el correcto. Por ejemplo Huaraz, Huaral, Huarmey, lo relacionan con el calzón, con el pañete que usaban los aborígenes porque en Quechua significa eso. Pero en la lengua Culle de la sierra, significa cultivo. Entonces Huaraz es sitio de cultivo. Huaral es sitio de cultivo, igual Huarmey y Huaranchal, por lo tanto, esa es una corrección del significado, es lo concreto. Lo correcto porque el otro es una cosa muy forzada. Y todo lo derivan del Quechua y no es así. Hay otras lenguas aborígenes.


A raíz de eso, comienzo a trabajar esto. Luego hago la toponimia de mi provincia, luego de la provincia de mi familia, la de mi esposa.


Todos los trabajos que realizo los hago con una finalidad educativa, de contribuir a la Educación. Porque he sido profesor y porque necesito que los docentes y los alumnos empiecen y aprendan a investigar y lo he facilitado. Mi libro de “Partículas…” es un manual, les explica cómo hacer el trabajo.


Todos mis trabajos los dono, la mayor parte, para que sean distribuidos en toda la provincia. La de Huamachuco también ha sido donada con esa finalidad, de que se distribuyan. Claro, los que me auspician aceptan ese compromiso. A mí me dan 200 o 300 libros y el resto se distribuye gratuitamente. Eso es lo que hago, a esto me dedico y no tengo otra intención. Es un aporte.


Porque no se recuperan todos los gastos. Pero aunque no se recuperen, yo estoy satisfecho, feliz haciendo eso.

 

RA: Y cómo llevó  su investigación…


Creo que es una investigación innovadora. He tenido que aprender muchas cosas, lingüística, historia, geografía… Estoy trabajando 30 años en todo este proceso de investigación.


RA: Ha mencionado que hay trabajos que todavía no publica…


Tengo varios. Hay dos trabajos que son para el norte peruano porque ahí incide. Está para que a partir de ahí, investiguen y para que se hagan correcciones.


Alfredo Torero sostuvo la existencia de la lengua “Den”; pero mi investigación demuestra que no es una lengua sino que es una toponomástica. Entonces ahí entrarán en polémica ellos…


RA: Generalmente se relacionan los términos con la lengua Quechua pero hay más lenguas y estas se relacionan…


Por supuesto. Tenemos las lenguas Aymara, Quechua, Mochica, Culle y otras más.


Por ejemplo, la lengua Mochica no solo se hablaba en esta parte del Perú sino que ha extendido hacia el norte y sur. En Mochica “chay” significa fuego, calor; por eso decimos “achachay” que calor. “Chaypen” significa sitio de fuego. Y en Chile hay un volcán que se llama “Chaypen”. La explicación es que la terminología ha ido circulando geográficamente para arriba y para abajo.


La toponimia es la fuente más convincente para los estudios históricos y de todo. Es la fuente primordial para la historia.


Con los nombres uno puede deducir muchas cosas. También se puede ver que hay errores. Por ejemplo, el significado de “uk” como partícula depende si es un lugar geográfico, sitio, lugar; pero si es una persona, cambia se refiere al individuo. Es decir, “cheput”; el “chep” en mochica es la harina y “chepuk” es el instrumento de la harina; cuando se refieren al objeto donde molían. Pero el moledor (la persona) también se apellidaba “Cheput”. Esos eran los moledores mochicas. Entonces el apellido del futbolista Sheput es Mochica, por ejemplo.


Larco Cox, no era Cox, ese apellido es un apellido mochica de la zona de Chiclin. Era Cosh. Y a la “sh” la han hecho como “x” y ha salido “Cox”.



RA: ¿Y por qué ha ido cambiando?


Es que esa era la única salida que tenían los españoles para poder sintonizar ese sonido. Por ejemplo, mi tierra Cashcas, pero en el documento inicial de 1540, aparece con “x”, Caxcas y de ahí ha sido más facilito que lo castellanicen a Cascas. Es una evolución.


RA: Actualmente, está trabajando otras investigaciones…


Sí. Pero tengo para publicar un libro de todo el Estudio de Cascas. Faltan los auspiciadores. Asimismo, la Toponimia de La Libertad, que son como 320 páginas, que también está para publicar. Igualmente otro sobre Contumazá.


Son varios trabajos, resultados de mis investigaciones, que aún no los he publicado.


RA: El libro "Toponimia Aborigen de la provincia de Sánchez Carrión" ¿solo le compete a esta provincia o también a otras provincias? Como menciona los términos se han movido hacia diferentes regiones…


Claro, hay quienes siendo de otras regiones me lo han pedido. Porque van a encontrar vocabulario de la lengua Culle u otras lenguas que hay en otras regiones. Sí, le puede servir a cualquiera. Van a encontrar términos, van a relacionar, etcétera.


Estaba en Arequipa y alguien me dijo y ¿cómo sabe usted tanto? Y no es que sepa tanto sino que la facilidad es esta, se traduce rápidamente, se relaciona.


RA: Usted ha aprendido las lenguas Aymara, Quechua, Mochica y Culle?


Solo vocabulario. Además por algunos indicadores que ya he aprendido. Al Quechua sí lo diferencio porque son 6 variedades y he tenido que acceder a las seis variedades distintas porque son distintas, no obstante, que la gramática es la misma. Pero el vocabulario, el léxico es distinto. Ahí descubro otra cosa. Lo que ha pasado es que los quechuas han impuesto su lengua y su gramática, pero han asimilado el vocabulario de las lenguas locales. Por ejemplo, todo el quechua cajamarquino, que no se entiende con los otros, esos son culles. Esas palabras no son quechuas son culles. El huanca por ejemplo es totalmente distinto al quechua del Cusco. He aprendido vocabulario y a diferenciar las diferentes lenguas.


RA: Su investigación también ha sido un aprendizaje para usted…


Total. He aprendido todo. Porque yo era matemático, he sabido solo números. Y he tenido que meterme a lingüística, arqueología, antropología, etnología. Una cosa llevaba a otra cosa.


Y creo que todos se deben trabajar en conjunto para sacar conclusiones válidas. No hay otra forma.

 

RA: ¿Por qué un pueblo debe conocer sus raíces lingüísticas?


Es la única forma de conocer nuestro pasado. Especialmente saber de dónde venimos y tratar de utilizarlo adecuadamente. Porque esto puede ser hasta turístico. Si usted informa de la historia de un pueblo, hace conocer su pasado histórico y eso también atrae a la gente y a los que tienen intenciones de conocer más.


Por muchos factores. Y conduce a la identidad también. Genera la identidad local, provincial, regional y nacional.


Es una información que está dormida y está ahí para conocerla y entenderla. Nos ayuda también al desarrollo del pensamiento, de la razón, la lógica, a relacionar y deducir a partir de esa información.



RA: Entonces los españoles fundaron algunos lugares y a otros solo los castellanizaron digamos…


El español solamente le agregó el nombre de un santo español a los lugares encontrados. Por ejemplo, llegó a Cajamarca y ahora se iba a llamar San Antonio de Cajamarca. Llegaron a Chepén y se va llamar San Sebastián de Chepén, se va a llamar San Miguel de Piura, San Gabriel de Cascas, San Mateo de Contumazá…


Todos los pueblos que tienen origen ancestral llevan sus nombres así. Sin embargo, Lima, solo es Lima, es netamente fundación española, igualmente Trujillo. Por otro lado hay que distinguir que el nombre aborigen se va perdiendo y cómo se distingue que ese pueblo fue aborigen; porque tiene dos santos. En el caso de Cascas, San Gabriel y la Virgen del Rosario.


RA: Ha publicado 15 libros entre investigaciones y literatura…


En noviembre del 2022 publiqué “Luces y Ecos de Casquinidad” - Fuentes líricas para motivar la identidad casquina. Es un poemario que trata de traducir un sentimiento nativo y una propuesta literaria. Son creaciones que perciben hechos geográficos, momentos históricos, costumbres ancestrales y otros aspectos telúricos de mi excelso Cascas. Hecho con mucho cariño para la niñez y juventud casquina. [Y para todo aquel que quiera conocer sobre esta tierra que a fin de cuentas es parte de nuestro país]. 

 

 “Xaxadén”,

sitio escabroso;

según la lengua mochica;

suelo fértil, tierra rica,

que al cuzqueño

impresionó

y por lo cual te nombró

como “Kashkash”,

en su idioma

siendo aquí

en donde asoma

el “Caxcax”

de los hispanos

término que, hoy,

pronunciamos

como “Cascas”

por bonito;

por ser vocablo chiquito

que nombra

a un pueblo grande

donde el cariño se expande

sobre la naturaleza

anunciando la grandeza

del hombre y la agricultura;

donde el amor es cultura

y el trabajo

es su entereza…”


Versos de “Frisos lingüísticos de Cascas”

“Luces y ecos de casquinidad” (pág. 61)

Juan Luis Díaz Núñez.


Y  el último en publicarse (diciembre-2022) “El Arte, la Cultura y el Deporte en la Provincia de Gran Chimú”, es un informe sobre personajes, artistas, intelectuales, deportistas, arte, literatura, historia, costumbres y manifestaciones culturales de la Provincia de Gran Chimú; dedicado a todos los personajes que han partido al más allá, pero han contribuido al desarrollo del arte, la cultura y el deporte provincial; y a los que con sus obras honran y acrecientan el espíritu cultural de nuestra provincia.


RA: Con estos grandes aportes, ¿cómo se siente con su trabajo?


Yo estoy feliz. Tengo mi soporte base y mi plataforma de lanzamiento: mi esposa. Ella  es la que mueve y gestiona porque en ese aspecto yo estoy decepcionado por el poco apoyo de las autoridades. Las publicaciones de estos trabajos se imprimen con apoyo de amistades y familiares y la que gestiona es mi esposa. Pero con mi trabajo me siento feliz.

 

****

 

Juan Luis Díaz Núñez ha recibido merecidos reconocimientos;  entre otros: “Hijo ilustre de Cascas”, por el Concejo Provincial  de Gran Chimú; “Investigador de la lengua Mochica”, por el Gobierno Regional de Lambayeque; “Escritor de la Región”, por el Gobierno Regional de La Libertad; “Maestro Liberteño”, por la Gerencia Regional de Educación de La Libertad; en mérito a su labor académica, literaria y científica.


Pueden leer las investigaciones y disfrutar la literatura de Juan Luis Díaz, adquiriendo sus libros; comunicándose al número telefónico 973011758. Los precios son accesibles y respecto a la forma de envío, se hace por Olva Courier.

 


*Entrevista por Leslie Paz.

**Fotografías: RA.

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