El trabajo infantil es
una problemática que nos enrostra la falla como una sociedad organizada que no
puede proteger a sus integrantes más vulnerables y que ha normalizado ver a
niños y niñas exponiéndose al peligro, asumiendo responsabilidades que no les
compete, viviendo experiencias que no corresponden a su edad y sufriendo la
vulneración de sus derechos.
Niños y niñas que no
viven su etapa de desarrollo y crecimiento como debería ser, que no reciben educación
formal a la que tienen derecho y sobre todo como se mencionó, que están expuestos
al peligro. En muchos casos son obligados, por los adultos responsables de su
cuidado a trabajar de diferentes maneras; incluidas la mendicidad y la
explotación sexual.
El trabajo infantil “está
causado por la pobreza y la exclusión, y las perpetua. Priva a los niños de
educación y oportunidades”, manifiesta la Organización de las Naciones Unidas, “El Día Mundial contra el Trabajo Infantil
(12 de junio) de 2023 quiere ser un momento para que todos los que estamos
comprometidos con la erradicación del trabajo infantil demostremos que el
cambio es posible cuando se aúnan voluntad y determinación, y debe servir para
estimular mayores esfuerzos para resolver esta situación de emergencia”. El
lema del Día Mundial en 2023 es "Justicia
social para todos. Poner fin al trabajo infantil".
Es evidente, la
necesidad de mayores compromisos y de verdaderos esfuerzos para lograr la
erradicación del trabajo infantil.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) informa que:
-En la actualidad, 160 millones de niños siguen trabajando.
Es decir, casi uno de cada diez niños en todo el mundo.
-África ocupa el primer lugar entre las regiones, tanto por
porcentaje de niños en trabajo infantil (un quinta parte) como el número
absoluto de niños en situación de trabajo infantil: 72 millones. Asia y el Pacífico ocupan el segundo lugar
con un siete por ciento y 62 millones en términos absolutos.
-De los años 2000 a
2020, se habían obtenido logros, el trabajo infantil había disminuido a 85,5
millones; del 16 % al 9.6 %.
-Los últimos años, los
conflictos, las crisis y la pandemia del COVID-19, han sumido a más familias en
la pobreza y con ello se ha incrementado más millones de niños víctimas del trabajo
infantil.
En el Perú a vista y
paciencia de la población, organizaciones y autoridades se puede observar como
niños, niñas y adolescentes son víctimas del trabajo infantil y, más aún, de la
indiferencia y complicidad de su comunidad.
Niños, niñas y
adolescentes que necesitan estar bajo el cuidado de padres y/o adultos
responsables que cumplan con su rol de cuidarlos, protegerlos y no obligarlos a
trabajar y con ello exponerlos al peligro. Además, necesitan políticas de Estado
que velen por la protección y el cumplimiento de sus derechos.
La mendicidad, es decir
pedir limosna, es una problemática social originada por la pobreza y las
desigualdades sociales. No obstante, se conoce que en muchos casos las personas
que mendigan prefieren dedicarse a ello en vez de buscar otra manera, que sea
digna, de obtener ingresos económicos. En todo caso, lo condenable es que padres,
madres o los cuidadores, obliguen, enseñen, promuevan esas acciones en personas
dependientes de ellas como niños, niñas y adolescentes.
Surgen algunas
reflexiones. ¿Acaso en nombre de la compasión, empatía y misericordia por el
desamparado, es dadivoso dar limosna al pobre, pero con ello promover más esa
actividad indigna?...
Algunos adultos
inescrupulosos utilizan a niñas y niños pequeños porque así manipulan la
situación apelando a la lástima…
Asimismo, son conocidos
los casos de niños trabajando en la agricultura, en la elaboración de ladrillos, en la minería... exponiendo su salud y su vida; menores
vendiendo golosinas en la calle, en establecimientos, siendo víctimas de mal
trato, de acoso y tocamientos indebidos; niñas, niños y adolescentes víctimas de explotación sexual,
más exacto víctimas de violación; todo ello con la venia de sus padres…
Erradiquemos el trabajo
infantil, en todas sus formas. No seamos cómplices de la vulneración de los
derechos de niñas, niños y adolescentes. Normalizar el trabajo y la mendicidad
infantil es ser cómplices, es perder cada vez más nuestra humanidad.
Niñas, niños y
adolescentes tienen que vivir cada etapa de su desarrollo, crecer sanamente,
disfrutar del amor, cuidado, protección, guía, juego, recreación y educación.
Un mejor futuro está
relacionado con la educación pues brindará la posibilidad de tener
oportunidades. La educación pública tiene que ser realmente gratuita porque NO
lo es. La compra de uniforme escolar, buzo, útiles escolares, pagos de
fotocopias, pago para el contrato de profesor(a) de danzas, de inglés en el caso
del nivel Primaria, pago de APAFA (cuota acordada por los mismos padres de
familia para solventar necesidades de la I.E.) y otros pagos, demuestran que no
es gratuita.
Urgen leyes más
radicales que velen por la protección de los menores de edad. Y es indispensable
que las autoridades y organizaciones cumplan estrictamente con sus funciones.
La población infantil merece que su Estado realice un trabajo eficiente y con
resultados óptimos y visibles para ellos.
¡Erradiquemos el
trabajo infantil!
**Por
Ángela Mostacero.
*Imagen
de Portada: “Los siete enanitos”. Investigaciones de Karlheinz Bartels, aseguran que el cuento “Blanca
Nieves y los siete enanitos” de los hermanos Grimm, cuento recogido de relatos
populares, se basa en hechos reales, (pero modificados por los Grimm), en donde
es bastante probable que los “siete enanitos” realmente serían siete niños que
trabajaban en la minería.
*Imagen
de Portada: Difusión.
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