No
son las palabras, ni las imágenes, ni las metáforas, lo que es social o
revolucionario en estos poemas; es el hombre; es el hombre y su sensibilidad.
Por ello ésta es una de las pocas poesías sociales, revolucionarias que
conozco; que sea a la vez, social, revolucionaria y poesía.
Luis Monguió.
Mucho es lo que se ha
dicho de la poesía de Vallejo, mucho es lo que se ha dicho del artista de
Santiago de Chuco, pero poco, muy poco es lo que se ha dicho aún del hombre en
Vallejo. Trascender la línea de lo poético a lo cotidiano, y que este resulte
asombrosamente enriquecedor, es todo un punto a parte para hablar de la derrota
del tiempo y del triunfo del hombre sobre este.
Los poemas que César
escribiera entre los años 1923 y 1938 respectivamente, que como se sabe no
vieron jamás la luz de publicación mientras viviera su autor, tienen la rara
característica de haber sido un eco dialéctico también: no publicarse
publicándose, esto es, haberse mantenido en silencio para después romper ese
óbice y cosechar -producto de su genial propuesta- innumerables ediciones.
Estos poemas a los que
Georgette y Pablo Barnechea, acertadamente lograron ponerle el adjetivo de
Humanos, son la cumbre del peruano en la plataforma universal de la literatura.
Con ellos Vallejo le dirá al mundo que somos un conflicto permanente y que “en la doncella plenitud del 1. ¡Una arruga,
una sombra!” (1).
Este conjunto de poemas
no persigue al arte como tal, más bien busca que el arte tenga carne, orine,
respire, sea hombre… Ya hay un eco de esto, aunque borroso en los Heraldos
Negros, ante lo cual Mariátegui se animará a decir: “se podría decir que
Vallejo no elige sus vocablos. Su autoctonismo no es deliberado. Vallejo no se
hunde en la tradición. No se interna en la historia para extraer de su oscuro
sustrato perdidas emociones. Su poesía y su lenguaje emanan de su carne y su
ánima. Su mensaje está en él”. Su propuesta es hija de una estirpe. Y así, “por
momentos aparece como impredecible, honda hasta la temeridad…” (2).
Los Poemas Humanos son
textos que reavivan tejido árido, orgánico, de ninguna manera tranquilizante
para el lector, al que lo someten al desconcierto y posteriormente a la
incertidumbre, no siempre por lo que dicen sino por lo que provocan. Son “un
habla para otro, un habla con el otro, un discurso orientado a realizar una
comunicación que es una acción lingüística (…)” (3). Vallejo, adelantado a su
época, abre el telón de una sala implacable y difícil, el tiempo. Sí, logra
acercársele y ponerle un “pajarillo entre los hombros”. Sus palabras en
adelante no sufrirán las deficiencias de indumentaria. Ellas se vestirán solas,
así, sus poemas se convertirán en “enunciados performativos” (4). “no es que él
dice o hace, sino que deja hacer a la lengua que proporciona la circunstancia,
el medio, el marco institucional, la regla para que se instaure, se realice la
complicidad de la poesía”(5).
ASEDIO AL HOMBRE
En la historia pocas
cosas le han dado al hombre y muchas a la persona. La vida ha transcurrido más
en la periferia de éste que en su interior. Las palabras que se han dicho para
el hombre no son en su mayoría las que se han debido decir. Tal parece ser la
intuición de Vallejo al descargar en sus Poemas Humanos la energía que lo ha de
encontrar con lo íntimo, lo intenso y virginal. Así sucederá que hay una mañana
inmensa, absurda y sentimental. Un color decolorado, intenso y confidencial. Un
dolor dulce, grave y visceral… El santiaguino presenta una visión más amplia de
la vida, apoyándose en el sustrato marxista, sin que esto quiera decir que su
poesía sea un arte al servicio de tal doctrina; muy por el contrario, es la
doctrina comunista al servicio de su poesía. Así, distinguirá arte bolchevique
de arte socialista:
“el poeta socialista no reduce su socialismo a los temas ni a la técnica
del poema. No lo reduce a introducir palabras a la moda sobre economía,
dialéctica o derecho marxista, a movilizar ideas y requisitorias políticas de
factura u origen comunista, ni adjetivar los hechos del espíritu y de la
naturaleza, con epítetos tomados de la revolución proletaria. El poeta
socialista supone, de preferencia una sensibilidad orgánica y tácitamente
socialista. En el poeta socialista el poema es una función natural y simplemente
humana de la sensibilidad.”(6)
Vallejo sufre al
hombre, y lo sufre desde “la tiniebla tenebrosa”, desde la “cólera que quiebra
al hombre en niños”, desde “sus encontradas piezas”, “su forma famélica de
masa”, “su tristeza”… Lo ve subir y bajar en el columpio del Latido y la urbe.
Y lo mira, inmenso, acuoso, tras el crepúsculo de la vida, lanzándose
seguidamente a bucear en él. Pero la luz se va y sólo encuentra guijarros en el
fondo: la miseria, la miseria del hombre – hermano, lo estremece tanto que
dirá:
Parado en una
piedra,
desocupado,
astroso, espeluznante
a la orilla del Sena, va y viene.
Del río brota entonces la conciencia
con peciolo y rasguños de árbol
ávido:
Del río sube y baja la ciudad, hecha
de lobos abrazados.(7)
Su espíritu solidario e
intenso a la vez irá retratando al hombre en diversos pasajes de su obra. El
obrero que no puede safarse de los tentáculos del capitalismo, el burgués que
cómodo en su butaca mira la vida que nunca cambia…, el gobernante cruel que
tiñe el camino y el artista “con un pan al hombro”…
Vallejo capta al hombre
en toda su dimensión, en todo su andar existencial. La poesía le sirve así,
como un instrumento radiográfico para encontrar el diagnóstico al siempre
atrevido racional y mortal dios…
TOCANDO AL HOMBRE
Si hay un hombre que
haya escarbado tanto el pecho del hombre; ese, seguramente, ha de ser vallejo.
Si hay un nombre en perfecto enlace con el dolor; ese, seguramente, ha de ser
Vallejo. Si hay un dios al que no se le puede reclamar que se haya equivocado;
ese, seguramente, ha de ser Vallejo....
El universal liberteño
supo coger la guitarra de la especie humana, a fin de encontrarle y arrancarle
las mejores notas dormidas prístinamente en su cajón.
Cuando el santiaguino
toca al hombre, no lo hace en función de individuo sino de conjunto. Vivir no
uno en todo, sino todo en uno. Busca en él la “lógica del origen”, un ser
nuevo, “producto de la praxis revolucionaria” (8). El indio, el bolchevique y
el miliciano de la República son sus paradigmas en esta empresa.
Tampoco se enerva con
escribir sucesos dialécticos que le ayuden a ornamentar el poema. No. Vallejo
experimenta, vive en carne propia, la soledad, la pobreza, el vacío… A partir
de aquí es donde vemos al hombre y perdemos al artista -en primer plano-, y
entonces el acto escritural surge de las entrañas mismas, de la sangre misma,
del sudor mismo, de uno entre “millones de panes”, entre millones de olivos,
entre “millones de parados…”.
Vallejo acuña así un
nuevo lenguaje, un aporte inmenso al castellano: “la palabra justa, que se ajustara al sentido de la tierra” (9). (El
compromiso o encanto con la tierra es un reflejo de la cosmovisión cultural
andina. Su comunión con ella se mantiene hasta los últimos días de su vida).
Es importante decir que
la maduración de este lenguaje es producto de la adhesión de Vallejo al
marxismo, pero no a un marxismo estancado, congelado, como harían después los
fraguados seguidores de este movimiento, sino un marxismo “crítico y creador”,
como también postulaba Mariátegui.
Esta manera de producir
poesía con la vida misma ha hecho del autor de Masa, un mito, una religión, un
universo… y como dice Manuel Ruano “con el tiempo se puede intuir finalmente,
con no sé qué grado de justeza, que su lenguaje era el mejor protector de sus
huesos metafísicos y que, por lo tanto, tendría el ritmo de sus palabras.
El absurdo me temo”. Y
porque nadie más que él pudo haber acuñado mejor esta estrofa:
“El mueble tuvo en
su cajón, dolor,
el corazón, en su cajón, dolor,
la lagartija, en su cajón, dolor…”
(10).
Ea Vallejo. Ea señor de
un ritmo “con zapato roto bajo la lluvia”…
*Por
Luis Sánchez Agurto.
*CITAS
BIBLIOGRÁFICAS:
1.
Antología poética. Antonio Merino. Los Heraldos Negros. p. 81
2.
Manuel Ruano. De los Poemas de Hueso.
3.
Miguel Ángel Huamán. Lectura Pragmática de Vallejo. p.185
4.
Miguel Ángel Huamán. Lectura Pragmática de Vallejo. p.188
5.
Miguel Ángel Huamán. Lectura Pragmática de Vallejo. p.190
6.
César Vallejo. El arte y la revolución. p.p. 28 – 29
7.
César Vallejo. Poemas Humanos. Parado en una piedra.
8.
Gonzáles Vigil. César Vallejo: Obras completas. Prólogo a la primera edición.
p. 37
9.
Carta de París, Mundial, 18 setiembre de 1925. Ed. Puccinelli “desde Europa”.
p. 57
10.
Poemas Humanos. Los Nueve Monstruos.
**Imágenes: Difusión.
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