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Revista Arquetipo

Mencionar la palabra Machupicchu, inmediatamente conlleva a que se represente en nuestra mente, la imagen majestuosa, hermosa e impactante de esta llaqta o ciudad inca.


Machupicchu, santuario nombrado como una de las “Nuevas Siete Maravillas del Mundo Moderno” el 07 de julio del año 2007. Esta ciudad se ubica en el distrito de Machupicchu, provincia de Urubamba en la región Cusco y está conformada por la Portada Principal, el Templo del Sol, la Casa del Inka, Fuentes Ceremoniales, Caos Granítico, la Plaza Sagrada, Pirámide de Intiwuatana, Roca Sagrada, las Tres Portadas, Sala de los Espejos y el Templo del Cóndor…


Esta Ciudad Inca, no solo encierra misticismo, belleza. En este espacio sagrado, se manifiesta una  consonancia perfecta, entre lo visual y vivencial. Pues se puede sentir las vibraciones y la fuerte energía que emite este bello-mágico lugar.


La Dirección Desconcentrada de Cultura de Cusco, refiere que “La llaqta de Machupicchu representa una obra de arte, arquitectura e ingeniería en perfecta armonía con la naturaleza y resulta el legado más importante de la civilización Inka a la humanidad”.


Fotografía: Cortesía: cuscoperu.com


Sin embargo, lo que no está en armonía ni en consonancia con la veracidad y la justicia, es suscribir como fecha del Descubrimiento de Machupicchu, el 24 de julio de 1911…


En 1913 la revista National Geographic, publica un artículo sobre el “Descubrimiento de Machu Picchu” en 1911 por Hiram Bingham:

“Machu Picchu, el Santuario Histórico de Machu Picchu, se ha convertido en el recinto arqueológico más conocido y visitado de toda América del Sur: una ciudad inca que sobrevuela los Andes desde sus 2.438 metros de altura, un mito hecho piedra inaccesible y victoriosa, cuya notoriedad, prestigio y leyenda no han hecho más que crecer a partir de aquel día de julio de 1911. A mayor gloria de Bingham. Arqueólogo concienzudo, investigador entregado y meticuloso, dedicó su vida a explorar y dar a conocer su espectacular hallazgo. Sabía de sobra que no era él el primero en contemplar la antigua ciudad inca. Los colonos de la zona estaban al tanto desde siempre de la existencia de unas ruinas en lo alto de la quebrada que caía a pico sobre el valle. Uno de ellos, Agustín Lizárraga, alardeaba de haber paseado entre las piedras incas en más de una ocasión, y había dejado su firma sobre la fachada del Templo de las Tres Ventanas. Por su parte, unos 80 años antes el explorador y aventurero alemán Augusto Bern también había constatado su existencia. Pero Bingham era consciente de que ser el primero no era lo verdaderamente importante. Lo relevante, lo decisivo, era mostrar y demostrar el valor de esas piedras, desentrañar su significado, situar esa ciudad en la historia y darla a conocer al mundo entero. Bingham lo hizo.”


Sin embargo, el que la revista National Geographic, en 1913, diera a conocer al mundo los trabajos financiados de Bingham, no significa que él haya descubierto esta actual maravilla del mundo, en la fecha del 24 de julio de 1911 como “audazmente” atribuyen.


Como bien acota el texto del artículo de la revista en mención, existía un hombre peruano, provinciano; quien ya había llegado antes que él y había escrito su nombre y la fecha de su llegada a la ciudad inca. Pero convenientemente (mezquinamente) borraron esta escritura…


Es en julio del año 2011, que tras “diez años de investigación profunda”, el cusqueño Américo Rivas Tapia, publica el libro “Agustín Lizárraga – El Gran Descubridor de Machupicchu”.


Américo Rivas


.-. Américo Rivas reivindica a Agustín Lizárraga, quien habría descubierto Machupicchu el 14 de julio de 1902, lo que el propio explorador estadounidense Bingham, reconocería en sus anotaciones.


La expedición Lizárraga estaba integrada también por el administrador de la hacienda Collpani, Enrique Palma Ruiz; el mayoral Toribio Recharte; y el “peón alegado” Gabino Sánchez. “El sponsor de la expedición fue el dueño de la hacienda, Justo Zenón Ochoa”.


Las principales fuentes de Rivas han sido las orales, de los familiares de Lizárraga, ya que en esos años recién se fundaba en la Ciudad Imperial El Comercio del Cusco (1898) y El Sol del Cusco (1901). El tren al distrito de Machupicchu recién llegaría en 1928.


También se basa en algunos manuscritos de Adriel Palma, hijo de Enrique Palma; y citas de investigadores como José Gabriel Cosío, quien luego representaría a Perú ante la comisión de la universidad de Yale; quien definiría a Lizárraga como un gamo que trepaba a los lugares más inaccesibles.


Rivas, aclara que Lizárraga “no era un indio ignorante tal como lo hacen aparecer algunos autores”. Fue un hombre leído, trabajaba en sus tierras estacionalmente y el Departamento de Caminos (actual MTC) le dio el cargo de administrador de todos los puentes y caminos, desde la zona de Pachar hasta Echarate. Una de sus funciones fue controlar el contrabando de licor.


Rivas explica en su libro que la familia Ochoa, a partir de 1903, haría conocer sobre el descubrimiento de la ciudadela incaica a los distintos hacendados cusqueños, a la capital cusqueña, y también en Lima y París.


“Y el propio Bingham lo escribe en su cuaderno de anotaciones, el 25 de julio de 1911: 'Agustín Lizárraga es el descubridor de Machupicchu, él vive justo antes de pasar el puente de San Miguel”; Después, en un artículo que publicó en 1947, reconocería que gracias al señor César Romero y al prefecto de Abancay pudo llegar a Machupicchu, que ellos ya conocían.


Rivas recuerda que la inscripción: “Agustín Lizárraga, 14 de julio de 1902”, que habría grabado el propio Lizárraga en una piedra debajo de las tres ventanas en Machupicchu, fue mandada borrar por Bingham en 1912, cuando se enteró de que Lizárraga había fallecido trágicamente en febrero de ese año, al caer de un puente.


Y el hecho es citado también por otros estudiosos, que señalan que dicha piedra está desgastada y cóncava, a diferencia de las otras piedras de estilo Cusco Imperial, “almohadilladas”


"Lizárraga no tenía periódico, ni revista, e Hiram Bingham tenía al presidente estadounidense William Howard Taff, al presidente de Perú Augusto B. Leguía, la National Geographic, la Universidad de Yale y sus amigos millonarios".-.*



Conmemorando el Bicentenario de la Independencia del Perú; sería de justicia, corregir la fecha del “Descubrimiento de Machupicchu” que no se ha hecho a pesar de las evidencias dadas, y también reconocidas alegremente por el mismo Bingham y la National Geographic que tildaron a Lizárraga de “un colono que se alardeaba de haber paseado entre las piedras incas”. 


El Santuario de Machupicchu es peruano, tanto como quienes lo construyeron, vivieron en él, lo abandonaron, y como quienes lo descubrieron tiempo después. Y tenemos que ser los peruanos quienes reivindiquemos a Agustín Lizárraga como el verdadero descubridor de la sagrada ciudad de Machupicchu.


Machupicchu, majestuoso, imperial, grandioso. Cuántos años de existencia. Testigo de la veneración de quienes vivieron ahí, de los que te visitaron y visitan para contemplarte y admirarte. Que el espíritu inca aflore y toque a las autoridades correspondientes para reparar, corregir y colocar en el sitial que le corresponde en la historia, al peruano que tuvo la suerte de hallarte y deslumbrarse con tu ancestral y perfecta belleza.

 

 

*Por Leslie Paz.

*Fuentes:

-machupicchu.gob.pe

-nationalgeographic.com.es

-andina.pe

-elmundo.es

*Fotografías: Difusión

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